Mientras en Estados Unidos más de 130 millones de personas eligen a su próximo presidente, el resto del mundo sigue por televisión y por internet el minuto a minuto de los comicios que determinarán aspectos fundamentales de las relaciones internacionales durante los próximos cuatro años.
La Obamamania, que conquistó primero a los estadounidenses, se extendió durante los últimos meses al resto del mundo, adonde millones de personas se convirtieron en fanáticos empedernidos del candidato demócrata, pese a vivir a miles de kilómetros de Estados Unidos.
Desde la India, Reino Unido, Japón, Sri Lanka, Indonesia y Kenia, de donde proviene la familia de Obama, los seguidores de quien podría convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos respaldaron públicamente al candidato.