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Las razones económicas que generaron el acuerdo entre las potencias e Irán

Teherán suspenderá su plan nuclear. A cambio, el gobierno de Hassan Rohani recibirá un alivio para sus finanzas por 7 mil millones de dólares. El negocio del petróleo.

En el centro. El nuevo presidente de Irán, Hassan Rohani, aprobó un acuerdo impensado.
| AFP

Irán tiene 7 mil millones de buenas razones para haber firmado un histórico acuerdo con las potencias mundiales sobre su programa nuclear. Más allá de ventajas y costos políticos, las razones del país persa son esencialmente económicas: el trato alcanzado puede ser el primer paso hacia el levantamiento definitivo del bloqueo impuesto por los Estados Unidos y Europa a la república islámica, que le supone una sangría de 100 mil millones de dólares.
Con la entrada en vigencia del acuerdo que Teherán y el G5+1 rubricaron esta semana en Ginebra, la economía iraní sentirá un “alivio” de 7 mil millones de dólares. Es el beneficio que recibirá en los próximos seis meses –hasta que se alcance un entendimiento de largo plazo– por la suspensión parcial de sanciones internacionales. La expectativa de los iraníes es que ese modesto ingreso inicial sea un botón de muestra de lo que podría venir en un futuro no muy lejano.
El documento difundido por el gobierno de Hassan Rohani ofrece el desglose de lo que Irán obtuvo a cambio de paralizar el enriquecimiento de uranio. Se suspenderán penalizaciones a los sectores petroquímico, automotor y de explotación de metales preciosos, por un valor de 1.500 millones de dólares. Se permitirá la compra de cuotas limitadas de petróleo iraní, lo que aportaría 4.200 millones de dólares frescos a Teherán.
El país quedará habilitado para recibir 400 millones de dólares liberados de fondos que estaban congelados con fines educativos: podrá utilizarlos para financiar a iraníes que cursan en el extranjero. Y se facilitará el acceso de Irán a transacciones humanitarias relativas a la compra y venta de alimentos, productos agrícolas, medicamentos y equipos médicos.
“Irán pasó de la confrontación al enfoque pragmático de Rohani, que dará al nuevo gobierno un margen de maniobra para lidiar con la inflación rampante, la recesión y el alto desempleo”, escribió el corresponsal del Financial Times en Teherán. En efecto, las sanciones trastornaron la macroeconomía de Irán. La moneda se devaluó 50% en dos años por la caída de reservas, que provocaron los embargos.
Claro que la última palabra no está dicha. Apenas unos minutos después de que se anunciara el acuerdo, la Casa Blanca difundió un comunicado en el que aclaró que el alivio del bloqueo es “limitado, temporal y reversible”. Subrayó que la mayor parte de los 100 mil millones de dólares que Irán posee en reservas sigue restringida o inaccesible. Y destacó que, en los próximos seis meses, las sanciones a las exportaciones de petróleo aún vigentes tendrán un impacto negativo para Irán de 30 mil millones de dólares en comparación con 2011.
Aun así, la rueda del diálogo comenzó a girar. Si Irán y las potencias cumplen, los iraníes –que saben poco de reactores nucleares y mucho de desabastecimiento e inflación– lo agradecerán.