RIO DE JANEIRO.- El mundo quedó más ciego tras la muerte de José Saramago, dijo el director brasileño Fernando Meirelles, ejemplificando así con una de las obras más emblemáticas del escritor portugués, "Ensayo sobre la ceguera", el pesar que enlutó el viernes al mundo intelectual.
Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, falleció a los 87 años tras una larga enfermedad dejando un legado de 30 obras entre novelas, poesía, ensayos y piezas de teatro.
"La lucidez en aquel grado es un privilegio de pocos, no consigo escapar al cliché, pero definitivamente el mundo quedó todavía más burro y más ciego hoy", afirmó Meirelles, quien llevó al cine en 2008 "Ensayo sobre la ceguera" bajo el título "Blindness".
"Nosotros, los de la comunidad lusófona, tenemos mucho orgullo de lo que hizo su talento por el engrandecimiento de nuestro idioma", dijo Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil, donde los escritores recibieron afligidos la noticia de la muerte del único Nobel de la literatura en portugués.
La Academia Brasileña de las Letras (ABL) anunció que guardará tres días de luto en memoria de Saramago, "un sabio, un gran escritor, un ser humano de primera grandeza", según la secretaria general Ana María Machado.
"Su muerte fue una gran pérdida para la literatura de lengua portuguesa y también para la literatura mundial", dijo el escritor Moacy Scliar, uno de los autores más representativos de la literatura brasileña actual.
España también fue profusa en mensajes de condolencias, desde el presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hasta el presidente del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, quien se refirió al escritor de "El Evangelio según Jesucristo" como un "amigo sentido de España" y un "autor universal".
"Mi querida amiga, querida Pilar: "Quiero expresarte mi profundo sentimiento de condolencia por la muerte de José Saramago, escritor de lengua y alma hermanas", escribió Zapatero a la viuda. "Los españoles lloramos hoy a Saramago como a uno de los nuestros", afirmó.
De su lado, el Instituto Cervantes, que promueve la lengua española en el mundo, enfatizó: "Supo mirar con su agudo sentido crítico muchas de nuestras llagas".
En Cuba, los intelectuales elogiaron a Saramago, de actitud siempre provocadora -a menudo con la Iglesia-, como un escritor que fue consecuente con su ideología de izquierda.
"Siempre sin pelos en la lengua (...) apoyó numerosas causas en favor de los más débiles y de los derechos humanos", dijo la televisión cubana, haciéndose eco de Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas; y de Pablo Armando Fernández, Premio Nacional de Poesía, quienes elogiaron el fiel compromiso con la izquierda del autor de "Memorial del convento".
No obstante, este compromiso no dejó de ser crítico. Saramago selló su distanciamiento político con La Habana tras la condena en 2003 de 75 disidentes. También defendió al escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, marginado y perseguido por el régimen sandinista; y acusó al presidente de izquierda Daniel Ortega de ser "indigno de su propio pasado" revolucionario.
Desde El Salvador, donde está exiliado, el poeta y sacerdote sentenció: "Era un gran escritor, merecedor como pocos del gran premio Nobel, pero además un bello ser humano, un comunista profundamente honesto, defensor de todas las buenas causas, un hombre humilde".
"Fue la conciencia de la literatura, una voz con consecuencia. En una época en que la palabra compromiso ha perdido todo su significado, él se lo siguió dando, haciéndonos recordar que detrás de las palabras del escritor hay una responsabilidad con lo que se dice, y con lo que se hace", afirmó de su lado el novelista y ex presidente nicaragüense Sergio Ramírez.
En México, el presidente Felipe Calderón lamentó el fallecimiento, "una dolorosa pérdida, no sólo para las letras iberoamericanas, sino para el pensamiento humanista contemporáneo", dijio.
Para la izquierda mexicana, la muerte de Saramago silencia una voz contra la injusticia, según una nota del Partido Revolucionario Democrático (PRD) que define al escritor como no solamente "un gran orgullo de los portugueses, sino de los excluidos en todo el mundo".
Y desde Uruguay, uno de los más afamados expositores de las letras rioplatenses, Eduardo Galeano, dijo a AFP que en este mundo hay finales que son también comienzos, muertes que son nacimientos".
Fuente: AFP