La pequeña escuela amish de Nickel Mines, al este de Pensilvania, donde cinco nenas fueron asesinadas por un hombre que hirió a otras cinco el 2 de octubre, fue demolida el jueves por decisión de la comunidad.
En apenas quince minutos, los trabajadores tumbaron las paredes del establecimiento con sus máquinas y alrededor de las 7.30 de la mañana ya los escombros habían sido retirados y sólo podía verse un montículo de tierra.
El centro educativo estaba cerrado desde que se produjeron los episodios hace diez días. Por ese motivo, la comunidad determinó dejar crecer el pasto en el lugar y las clases se trasladaron a un sitio cercano.
“Creo que existía un sentimiento propagado entre la comunidad de que era importante retirar el edificio'”, dijo el empresario Herman Bontrager, quien hizo de portavoz de la comunidad. "Especialmente por los niños, pero no sólo por ellos".
“Los amish tomaron esta decisión. Los niños ya no querían ir a esta escuela, sus padres no querían enviarlos más allí”, explicó. “Es una manera de cerrar esta tragedia, de cerrarla físicamente ya que eso seguirá siendo una herida abierta en nuestros corazones, es seguro”, añadió uno de los bomberos que se encontraba en el lugar.
Los Amish son conocidos por construir los edificios con sus manos, sin la ayuda de tecnología moderna, pero para la demolición prefirieron el uso de maquinaria. De esa manera, un veintena de personas se congregó en el lugar para observar la demolición, realizada una semana después de los entierros de las niñas.
El lunes 2 de octubre, un hombre de la zona, Charles Roberts, de 32 años, ingresó a la escuela fuertemente armado y disparó contra una decena de niñas antes de suicidarse. Cinco murieron y otras cinco continúan hospitalizadas.