La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Canciller Jorge Taiana recibieron ayer al Ministro de Información de la República Árabe Siria, Dr. Mohsen Bilal, en cuya oportunidad el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina señaló que la visita “refleja la tradicional amistad de los pueblos de la Argentina y Siria” y que la paz en Oriente Medio “es un interés común” de ambos países.
Como es habitual, Taiana confunde a los pueblos con los gobiernos, pues de lo contrario él mismo o la propia presidenta, le hubieran manifestado al funcionario sirio sus preocupaciones por las violaciones a los Derechos Humanos en su país. Pero nuevamente, con el cinismo que caracteriza al kirchnerismo, vuelven a contradecirse en materia de política exterior luego que Taiana, hace apenas un par de meses, afirmara que el eje de la misma eran los Derechos Humanos.
Es que Siria se destaca por tener uno de los regímenes más violentos no sólo de su región, sino del mundo. El régimen que controla todo el estado sirio está centrado en la dictadura nominal del Partido Ba'ath, encarnada en el joven dictador Bashar Assad y una pequeña cohorte familiar. El oftalmólogo devenido autócrata resalta a la vez por ser pionero en la institucionalización de una dinastía, ya que sucedió en el poder a su padre Hafez. En conjunto, ambos han gobernado desde 1970.
El régimen de los Assad ha sido conocido ampliamente como uno de los más represivos hacia su propia población de todos los del mundo islámico, en la misma categoría del Iraq de Saddam Hussein, el Irán de los ayatollahs o el de la familia Saud. Desde la masacre masiva de casi veinte mil personas en la ciudad de Hama en 1982 hasta la reciente destrucción de la embajada danesa por las caricaturas del fundador del Islam, el gobierno de Damasco nunca ha dejado de actuar con gran violencia o permitir que otros lo hagan. Por eso, si al gobierno argentino le interesa la Paz en Medio Oriente podría empezar por reclamarle a Siria y a otras dictaduras de esa región, que respeten los derechos más elementales de sus pueblos.
En la actualidad, prestigiosas organizaciones internacionales como Human Rights Watch y Amnesty International informan muy frecuentemente de violaciones de los derechos humanos más básicos en Siria, donde proliferan los juicios y encarcelamientos arbitrarios a todas las personas que el régimen considere indeseables. Además, se persigue a minorías étnicas como los kurdos, y los familiares y amigos de los gobernantes retienen todo el poder económico.
Teniendo en cuenta que el funcionario que recibió oficialmente el gobierno de la Argentina es nada menos que el Ministro de Información, es importante destacar que la libertad de expresión se encuentra seriamente limitada en Siria. Algunas de las leyes que atentan contra la misma son el Código Penal, la Ley de Emergencia y la Ley de Publicaciones de 2001. Varios escritores, periodistas e intelectuales han sido arrestados bajo las mismas. Si bien, la mayoría de los medios audiovisuales son propiedad del Estado, es posible el acceso a una señal satelital. En cuanto a los medios impresos, el gobierno puede arbitrariamente revocar licencias y someter todo contenido a control previo a su publicación, algo que quizás sea el sueño de los Kirchner.
El acceso a internet es posible a través de un servidor estatal que controla estrictamente el contenido de los sitios web y de ser necesario, los bloquea. Siria fue incluida en la lista de los 10 peores países para ser bloguero que elabora el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). Un ejemplo de censura y represión a la libertad de expresión es el caso de Tarek Biasi, dueño de un blog, que fue sentenciado a tres años de prisión en 2008, por “debilitar el sentimiento nacional” e “insultar los servicios de seguridad”.
Algo similar sucede con la libertad académica. Tanto profesores como estudiantes son detenidos por expresar opiniones diferentes o contrarias al gobierno o a favor de la democracia. La libertad de reunión también es limitada. Las manifestaciones públicas requieren de un permiso del Estado para poder realizarse, lo cual suele ser rechazado. También es restringida la libertad de asociación, pues todas las ONG deben obtener un permiso para funcionar, algo que es rechazado con frecuencia, especialmente a organizaciones de Derechos Humanos. Los miembros de este tipo de organizaciones sufren la persecución del gobierno, como por ejemplo varios activistas que fueron detenidos y condenados a varios años en prisión por firmar en 2006 la Declaración Beirut-Damasco sobre la soberanía libanesa. Otro ejemplo es el caso de Muhammad Badi` Dek al-Bab, miembro de la Organización Nacional de Derechos Humanos que fue sentenciado en 2008 a seis meses de prisión por criticar la detención de intelectuales por parte del gobierno.
En cuanto a las mujeres, la vehemente presidenta argentina en esta ocasión parece que guardó silencio sobre sus posturas feministas, particularmente por la aplicación de la Sharia. En Siria, por ejemplo, un violador puede ser absuelto de su crimen si se casa con su víctima, mientras que los crímenes de honor son comunes y reciben penas muy leves. Hubo al menos 29 casos de estos tipos de crímenes en 2008.
Internacionalmente, el comportamiento del gobierno sirio es aún peor. Para empezar, Damasco está fuertemente sospechado por los ataques terroristas que en 1992 y 1994 asesinaron a docenas de civiles argentinos en Buenos Aires. El perpetrador de los ataques, la organización terrorista libanesa Hizballah, tiene como principal benefactor a Irán, y como principal conducto de armas a Siria. De hecho, la alianza de Siria con Irán lo ha vuelto uno de los países más aislados políticamente del mundo. Como parte de esa asociación, Siria permite a Hamas, la organización palestina totalitaria que prepara a niños para ser terroristas suicidas, tener un centro de operaciones en Damasco. Además, de modo de mantener su ocupación militar del Líbano y el poder de Hizballah, se ha documentado que Siria asesinó en años recientes a numerosos civiles destacados de ese país, como el político Rafiq Hariri y el periodista Gebran Tueni. Por si fuera poco, a Siria se le descubrió un reactor nuclear clandestino en la localidad de Al Kibar, que desarrollaba en colaboración con el régimen norcoreano.
Como puede apreciarse, son todas cuestiones muy importantes que deberían haber estado presentes en las conversaciones del gobierno argentino con el Ministro de Propaganda de Siria, pero que no fueron abordadas de acuerdo a lo publicado en el sitio oficial de la Casa Rosada. Otro ejemplo más del uso selectivo y demagógico que el kirchnerismo hace de los Derechos Humanos.
(*) Especial para Perfil.com. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), y Pablo Brum investigador Asociado de esta entidad.