La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, inició ayer en Tokio una gira por Asia y Rusia destinada a crear un frente contra el presidente de Corea del Norte, Pyongyang, y pidió la "rápida aplicación" de las sanciones contra ese país a la vez que reiteró el compromiso de Estados Unidos defender a Japón frente a cualquier amenaza.
"Quiero que todo el mundo comprenda bien que Estados Unidos actuará en conformidad con sus compromisos de defensa, tal y como están estipulados en el Tratado de Defensa mutua firmado con Japón", declaró Rice.
"El ministro de Relaciones Exteriores y yo nos comprometimos a trabajar juntos y con otros estados para la rápida y efectiva aplicación de todas las medidas" de la resolución 1718, enfatizó Rice después de reunirse con su homólogo japonés, Taro Aso.
Desde los años 60, Japón se encuentra bajo protección nuclear estadounidense y “no tiene intención de dotarse de la bomba nuclear, pese a la crisis actual”, reiteró Aso.
Por su parte, el ministro japonés de Relaciones Exteriores pidió moderación a Corea del Norte, en un momento en el que la comunidad internacional sospecha que el régimen comunista de Pyonyang prepara un segundo ensayo nuclear. Según la televisión estadounidense NBC, el ejército norcoreano habría avisado a China de que hay otros ensayos en camino.
"Corea del Norte debe cuidarse de llevar a cabo acciones que no harían sino enconar la situación", advirtió Aso. Rice y su anfitrión exhortaron a Corea del Norte a volver "sin condiciones" a la mesa de negociaciones sobre el desmantelamiento de su programa nuclear, en punto muerto desde hace un año. Aso recalcó que "las sanciones no son un fin en sí mismo; el fin es acabar con el programa nuclear" de Pyongyang.
"Debemos mantener abierta una ventana al diálogo y llamar a un retorno incondicional a la negociaciones a seis", entre ambas Coreas, China, Estados Unidos, Rusia y Japón, opinó Aso.
Condoleezza Rice se entrevistará el jueves con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, tras lo cual volará a Seúl, donde pedirá a los surcoreanos una mayor firmeza frente a sus vecinos del norte.
En particular, insistirá en que Seúl participe en la inspecciones de buques norcoreanos previstas en la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad.
Después Rice viajará a Pekín, el principal aliado de Pyongyang, para entrevistarse con los dirigentes chinos.
Rice se dirigirá por último a Moscú, otro de los escasos países que mantiene buenas relaciones con la dictadura de Kim Jong-Il.