El presidente Juan Manuel Santos logró esta semana un histórico acuerdo con las FARC sobre la realización de una reforma agraria, uno de los reclamos de la agrupación guerrillera para deponer las armas y poner fin al conflicto. Ahora, negociarán el 11 de junio el tema más sensible para la opinión pública y las víctimas: la eventual participación política de los actores involucrados en la lucha armada. ¿Podrán Timochenko, Iván Márquez y compañía ser candidatos en las elecciones de 2014?
Por el momento, ninguno de los líderes de la guerrilla colombiana afirmó tener intenciones de integrarse activamente en la política electoral. “Si mi objetivo fuera llegar al Congreso, no habría necesitado pasar 40 años en el monte. Si he luchado tantos años no es para llegar a ser simplemente un parlamentario. Para eso, me habría metido a un partido tradicional y me hubiera vuelto un clientelista más”, aseveró Pablo Catatumbo, uno de los negociadores de las FARC en Cuba, en una entrevista reciente con la revista Semana.
Lo cierto es que la participación política se evaluó en el “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, que dio paso a las tratativas de paz. “Derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general y en particular para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del Acuerdo”, sostiene ese documento, rubricado por el Ejecutivo y los guerrilleros.
De los principales líderes guerrilleros, Iván Márquez es quien más suena para desarrollar una eventual carrera política. El miembro del secretariado de las FARC, que supo tejer una estrecha relación con el ex presidente venezolano Hugo Chávez, fue candidato al Congreso por la Unión Patriótica en los años 80. Pero Márquez tiene 28 condenas y 198 órdenes de captura en su contra, que serían un obstáculo a la hora de candidatearse y que podrían llevarlo a prisión tras el cese del conflicto.
Timochenko, el jefe máximo de la agrupación, tiene pocas chances de convertirse en un dirigente político, porque posee más experiencia militar que electoral. Además, también está perseguido por la Justicia: lo denunciaron ante la Corte Penal Internacional (CPI) y la justicia colombiana libró 81 órdenes de captura por homicidios, secuestros, terrorismo, rebelión y desplazamientos.
Quien rechazó la participación de la guerrilla en la vida pública fue el ex presidente Alvaro Uribe. “El marco legal para la paz permite la elegibilidad política de responsables de delitos conexos con el delito político, y no excluye los casos de crímenes de lesa humanidad, violaciones al Derecho Internacional Humanitario y narcotráfico”, disparó.
Aún si se firmase un acuerdo entre Santos y las FARC, es poco probable que la guerrilla pueda participar en las próximas elecciones, que se celebrarán en 2014. El principal obstáculo sería el tiempo: la campaña empieza en sólo cinco meses. Pero, además, el acuerdo de La Habana se someterá a una consulta popular y a la revisión de la Corte Constitucional, que podría trabar el proceso de paz y demorar el ingreso de los sucesores de Manuel Marulanda en la arena política.
Tensión entre Bogotá y Caracas
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, sostuvo ayer que es “descabellado” pensar que su gobierno apoye una supuesta desestabilización en Venezuela, como sugirió su par Nicolás Maduro, y pidió resolver “civilizadamente, con prudencia” lo que consideró como un malentendido con su vecino. “Nosotros somos los más perjudicados con cualquier problema que tenga Venezuela. Lo que queremos es que le vaya bien a Venezuela”, añadió.
Maduro había declarado que dudaba de la sinceridad del colombiano. “Mete una puñalada a Venezuela por la espalda y se presta a lavarle la cara a la conspiración”, aseveró por aquel entonces el ex sindicalista, en referencia a la cumbre con el ex candidato presidencial que denunció fraude en los últimos comicios.
Por su parte, el canciller venezolano Elías Jaua sostuvo el jueves que Venezuela se retiraría de la mesa de negociaciones de La Habana, de la que participaba por decisión de Chávez.