Fue el último de los 33 mineros en ser rescatado ayer de la mina de San José, Chile, y su rol durante el encierro fue clave para contener a sus compañeros. El topógrafo y líder del grupo, Luis Urzúa, contó detalles inéditos del encierro durante una conversación que mantuvo hoy con el presidente chileno Sebastián Piñera y que fue difundida por el diario local El Mercurio .
Según Urzúa, cuando a los 17 días llegó al yacimiento la primera sonda que los encontró con vida, los mineros se atolondraron para dejar mensajes que llegaran a la superficie. "Todos querían abrazar el martillo. Eran las seis de la mañana cuando llegó la primera sonda y teníamos todo un protocolo para el primer día que llegara una sonda. Pero se olvidó todo, todos querían abrazar el martillo", relató Urzúa.
El jefe del rescate contó además que, pese a que a la superficie sólo llegó un papel con el mensaje "estamos bien los 33 en el refugio", que se reprodujo en los medios del mundo, en realidad en esa primera sonda "había varios papeles", y contó: "Uno decía 'mándame comida, tengo hambre'. Fueron bastantes papeles, pero Dios quiso que llegaran los que debían llegar". Y reveló que el mensaje que confirmó a todo el mundo que los 33 mineros estaban con vida fue escrito por el minero José Ojeda.
Además, Urzúa contó que, tras el accidente, ocurrido el 5 de agosto, tardaron unas tres horas en constatar que estaban todos vivos, porque la polvareda que se levantó les impedía ver. Y relató que hasta tener la certeza de que iban a ser rescatados, hicieron varios intentos para salir. "Mucha gente de repente trató de hacer cosas que no eran las mejores, pero por suerte supimos mantener la cordura, y gracias a Dios no hubo ningún accidentado", explicó.
Su principal preocupación, entonces, fue la suerte de otros compañeros que en ese momento estaban abandonando la mina tras su turno de trabajo. "Rogamos porque teníamos 3 ó 4 personas que iban saliendo. Siempre nos preguntamos si habrían salido o no", dijo.
Luego, dio detalles acerca de cómo percibían desde adentro el avance de las tareas de rescate. "Nosotros veíamos como perforaban las máquinas. Los primeros cinco días estábamos seguros que estaban trabajando por la mina, pero veíamos que era difícil. Sabía como estaba la cosa", relató Urzúa.
Respecto a los estados de ánimo que enfrentó durante el encierro, Urzúa detalló: "De repente podía decaer pero tenía la suficiente fortaleza para hablar con los trabajadores, decirles lo que estaba pasando". Y recordó los primeros días de encierro cuando tenían "poquita comida". "Al último estábamos comiendo cada 48 horas, para dejar algo para más adelante", confesó. Y agregó: "Los que tenemos fe, teníamos la esperanza de que algún día podíamos ser rescatados. Le damos las gracias a Dios".
Piñera, por su parte, le manifestó la preocupación que se vivió en Chile: "perforábamos, pero no sabíamos dónde estaban, si estaban vivos o muertos". Y aseguró: "Se lloró en todos los hogares de Chile de alegría y emoción" cuando se supo que estaban con vida. "No lo vamos a olvidar nunca", concluyó el mandatario chileno.