Rusia tomó por asalto los cielos y el protagonismo de la escena internacional. Esta vez, la poderosa maquinaria de guerra del Kremlin se desplegó sobre Siria, apoyando a las fuerzas de su aliado, el presidente Bashar Al-Assad, y bombardeando a la oposición, incluyendo a Estado Islámico. A punta de misiles lanzados por sus cazabombarderos, Moscú sorprendió a Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que le reclamaron sólo atacar a los extremistas sunitas.
Según informó el gobierno de Vladimir Putin, la Fuerza Aérea de su país bombardeó ayer Raqa, el bastión del Califato en Siria, matando a por lo menos 12 yihadistas.
El miércoles y el jueves atacaron en Idleb y Hama al Ejército de la Conquista, coalición que reúne al Frente Al-Nusra (rama siria de Al Qaeda) y a otros grupos que combaten contra Damasco.
Pero ¿por qué Rusia intervino ahora en la guerra siria? Sus intereses en ese país van desde la base naval Tartus, la única que tiene en el Mediterráneo, hasta el temor de perder a un aliado político y comercial clave como Al-Assad, comprador de sus armas y uno de los interlocutores preferidos en Medio Oriente.
Además, el Kremlin busca extender su esfera de influencia. “Rusia está aislada y su economía se está deteriorando. Con el levantamiento de las sanciones a Irán, el precio del petróleo no subirá en lo inmediato. Siria fue una manera de romper este aislamiento diplomático. Y, por supuesto, Rusia puede usar la crisis siria como una palanca para ganar concesiones en Ucrania o para pedir el levantamiento de sus sanciones”, explicó a PERFIL Gustav Gressel, investigador del European Council on Foreign Relations.
Sebastián Vigliero, profesor de Relaciones Internacionales de la UADE, sostiene que Siria es un “socio político y comercial muy importante” para Rusia. “Lo que está tratando de hacer es marcar el territorio. Hay una buena posibilidad para Putin de volver a tomar ventaja de una situación internacional incierta, como lo hizo en 2008 con Georgia”, afirmó a este diario.
La intervención va a durar “tres o cuatro meses”, reveló el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Duma, Alexei Puchkov.
“La coalición estadounidense hizo como que bombardeaba durante un año sin resultados. Pero si lo haces eficazmente, los resultados llegarán”, dijo.
Discrepancias. El conflicto sirio estalló en 2011 y dejó 250 mil muertos. Los ataques aéreos de Rusia y la coalición internacional tienen objetivos diferentes: el Kremlin apunta contra todos los grupos opositores, mientras que la Casa Blanca lo hace con Estado Islámico y Damasco.
Mientras Washington pretende que Al-Assad no participe de la transición, Rusia brega por su permanencia en el poder.
“El uso de la fuerza sólo es posible por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU o por solicitud del gobierno de ese país”, advirtió Dimitri Peskov, vocero de Putin, marcándole la cancha a Occidente.