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Los ocho ejecutivos que hundieron la economía global

La crisis tiene carísimos nombres y apellidos. Estos son los "gurúes" que mezclando ceguera y soberbia casi dinamitan al capitalismo moderno.

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Corridas, números que no cierran, desesperación. El mundo financiero entró en crisis mientras los responsables se hacían invisibles detrás del sufrimiento de miles de personas que corrían el riesgo de quedarse sin trabajo o sin vivienda al no poder pagar la hipoteca. Sin embargo, hay nombres y apellidos detrás de la crisis financiera más grande en 80 años, amparados en una sucesión de directivos que prefirieron mirar para otro lado y no detener el colapso que terminó afectando a la segura y cómoda forma de vida norteamericana.

Las causas son muchas, pero la lista incluye ambiciones desmedidas, errores de cálculo, sensación de impunidad y falta de control estatal.

Aunque todo estalló hace apenas unos meses, los problemas se agravaron en junio del año pasado, cuando comenzaron a caer los fondos del banco de inversión Bear Stearns. Como por efecto dominó, los bancos comenzaron a caer uno a uno, las Bolsas mundiales se derrumbaban y el colapso en Estados Unidos se volvió una preocupación real hasta para los más confiados. Pero la debacle ya se preveía en junio de 2003, cuando las tasas de la Reserva Federal llegaron al nivel más bajo.

Las causas de la crisis norteamericana más grande desde 1930 son múltiples y se irán analizando a medida que pase el tiempo, pero la especulación inmobiliaria y el afán desmedido de ganancias pueden señalarse como algunos de los motivos más evidentes.

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En concreto, las rebajas en las tasas que se dispusieron para reactivar la economía provocaron una fuerte inversión en hipotecas tóxicas o de riesgo (subprime) armadas por los bancos. Las hipotecas tóxicas eran utilizadas para que clientes con poca solvencia adquirieran su vivienda, pero con un nivel de riesgo superior al del resto de los créditos. Mientras los ocho CEO más importantes del mercado recibieron indemnizaciones millonarias tras el fracaso al frente de las entidades, muchos ciudadanos norteamericanos llegaron a suicidarse ante la desesperada idea de perder sus viviendas al no poder afrontar el pago de las deudas. Cerca de 200 mil familias estuvieron en peligro de quedarse sin sus casas.


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