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Los viajes secretos de Raúl Reyes a la Argentina

En 1993, el ex "canciller" de las FARC recorrió las Cataratas del Iguazú, Mar del Plata, San Telmo y hasta vio un Boca-River. En 1999 volvió parauna visita institucional.

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| Cedoc

Quince años antes de que fuera abatido en una incursión aérea colombiana en el Ecuador, Raúl Reyes, el canciller y uno de los hombres más poderosos de las FARC, asumió una misión: convencer a las agrupaciones latinoamericanas de izquierda que la causa de la guerrilla era justa y que por ese motivo debían oponerse a los intereses de Estados Unidos en la región.

Reyes decidió comenzar su cometido en la Argentina, en una gestión secreta que recién ahora se conoce. En 1993 hizo su primera visita al país. No tuvo éxito por la escasa influencia del comunismo local en aquella época, pero sí fue el puntapié inicial para la propaganda pro FARC en la región. Regresaría a Buenos Aires por última vez seis años más tarde.

La historia sobre cómo el grupo guerrillero hizo lobby desde el territorio argentino permaneció oculta hasta la muerte de Reyes, el 1º de marzo pasado. Junto con su cuerpo y los de otros 18 guerrilleros, fueron hallados un teléfono celular y una computadora portátil. En ella había fotografías suyas con el titular del Partido Comunista (PC) argentino, Patricio Echegaray, quien aceptó revelar a Perfil la historia inédita de Reyes en la Argentina.

“Sí, el de la foto soy yo”, dice Echegaray, y comienza a recordar los dos viajes de Reyes al país, “aunque yo sólo lo vi en el primero”, aclara. Cuando Reyes –cuyo nombre verdadero era Luis Edgar Devia Silva– llegó a la Argentina, hacía dieciséis años que no salía de la selva colombiana. Fue un viaje “de descanso y conocimiento”, lo define Echegaray. Sería el comienzo también de la “activa” presencia “político-diplomática” de las FARC en el país, según un informe dado a conocer por la fundación Fupomi, que preside Carlos Corach.

Víctor Kot, el segundo en el PC, cuenta que con Reyes y Javier Calderón, otro miembro de las FARC, viajaron a las Cataratas del Iguazú y a Mar del Plata. “Fue por un tratamiento que debía hacer Reyes contra la presión arterial”, explica Echegaray. De vuelta en Buenos Aires, el guerrillero anduvo por San Telmo, comió pizza en El Cuartito, un bife de chorizo por la noche y luego fue a ver tango a Casablanca, según el líder del PC.

Los dirigentes comunistas que lo conocieron aseguran que Reyes era un “gran conocedor” de la geografía argentina y de su cultura, había leído mucho de Cortázar y Borges. “El fútbol y el tango fueron sus mayores intereses.” Kot recuerda que en su primera visita fue a una presentación del cantante Jorge Sobrano y que compró varios discos de Carlos Gardel.

El tour incluyó un Boca-River en el Monumental, visto desde “la bandeja” de Boca. Cuenta Kot, que “en el medio del partido, los de River tiraban encendedores”, y Reyes ironizó: “Esto es peor que la selva”. El viaje terminó en el delta del Paraná y con la promesa de Reyes de volver. Lo hizo seis años después.

Segunda vuelta. El lobby guerrillero en la Argentina se había intensificado y no sólo se circunscribía a las visitas del canciller a los destinos turísticos. Javier Calderón se constituyó en un virtual embajador y agente propagandístico de las FARC en el país.

Hay varios registros del “comandante” colombiano en varios puertos latinoamericanos entre 1996 y 1998: el 28 de febrero de 1996 fue detectado en Uruguay, el 21 de junio de 1997 ingresó a Chile, y el 2 de octubre del año siguiente fue detenido y luego liberado en el Paraguay.

El titular del Partido Obrero (PO), Néstor Pitrola; su par de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete, y otros dos dirigentes de izquierda que prefirieron el anonimato confiaron a PERFIL que la actividad del colombiano era “intensa”, no sólo en el país, donde ofreció entrevistas en Córdoba, Salta, Santa Fe y Neuquén, sino en cumbres realizadas en Uruguay, Chile, Ecuador, Brasil y Venezuela.

Una vez que Calderón preparó el terreno, Reyes volvió en 1999, donde estuvo una semana. El segundo viaje fue más “institucional”, y ya en ese momento Reyes era uno de los siete miembros del secretariado del Estado Mayor Central de las FARC.

“Se reunió en secreto con personalidades influyentes de todo el arco político, gente del gobierno (de Carlos Menem), y hasta se vio con Alfonsín”, aseveró Echegaray a Perfil. El líder radical luego lo negaría, aunque el encuentro fue confirmado por Calderón y por Kot.

Reyes salió del país de la misma manera en la que había ingresado: en avión, por el aeropuerto de Ezeiza, y utilizando documentación con su nombre verdadero. Sería el último viaje que el guerrillero pudo hacer al país hasta que el diálogo de paz con el gobierno de Andrés Pastrana se quebró, y las FARC comenzaron a tener dificultades en su pretensión de conquistar adeptos en el continente.

* De la redacción del Diario Perfil.