INTERNACIONAL
contraofensiva oficialista

Lula criticó al vicepresidente Temer: “Sabe que es un golpe”

Masas. El ex presidente se defendió de las acusaciones de la Justicia ante miles de militantes.
| Instituto Lula<br>

agencias

El ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva confió ayer en que el Supremo Tribunal Federal (STF) avalará su nombramiento como ministro de la Presidencia del Gobierno de Dilma Rousseff, al tiempo que cuestionó duramente al vicepresidente Michel Temer. “Como constitucionalista, como profesor de Derecho, Temer sabe que el impeachment es un golpe”, dijo durante en un acto en Fortaleza, al tiempo que agregó que “la forma más vergonzosa de llegar al poder es intentar derrumbar un mandato legal”.
Temer es el líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza política del país, que el pasado martes decidió romper con el gobierno, lo que fue interpretado como un claro apoyo al eventual juicio contra la presidenta. “Justamente por ser profesor de derecho constitucional, Michel Temer sabe a ciencia cierta que no hay un golpe en curso en Brasil”, respondió el vicepresidente en un comunicado.
En su alocución ante diez mil militantes, Lula reiteró que Rousseff “no cometió ningún delito” ni “ninguna irregularidad”, por lo que “defender el impeachment hoy es ser un golpista en este país”. “La mejor forma de llegar al poder es a través del voto. El resto es golpe”, sentenció.
En un discurso bajo la lluvia, Lula no mencionó las nuevas investigaciones que ligan el Petrolão al Mensalao, el esquema de sobornos en el Congreso durante su gobierno. Lo que sí abordó son las denuncias que lo vinculan con la propiedad de un tríplex en Guarujá, San Pablo, presuntamente pagado por la constructora OAS, investigada en el Lava Jato. “Hace dos años que soy víctima de los más grandes ataques. Ellos ya inventaron un departamento que no es mío. Espero que la Policía Federal y el Ministerio Público tengan la grandeza de pedir disculpas”, disparó.

Asunción. Lula fue suspendido por la Justicia y aún no pudo ocupar la jefatura de la Casa Civil en el Palacio del Planalto. “El próximo jueves, si todo sale bien y la Corte Suprema lo aprueba, estaré asumiendo el ministerio”, afirmó en la capital del estado de Ceará, en la región noreste del país.
El ex mandatario fue nombrado el pasado mes al frente de la cartera más influyente del gabinete, pero una serie de medidas cautelares dictadas por magistrados de primera instancia dejó en el aire su nombramiento, que debe ser refrendada o no por el pleno de la Corte. El magistrado Gilmar Mendes anuló la designación al considerar que Rousseff le ofreció el cargo a Lula para que éste pudiera gozar de fuero privilegiado, lo que lo blinda ante el juez Sérgio Moro, impulsor del Petrolão.

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La grieta llegó a Brasil

La polarización política en Brasil llegó a límites extremos, aún mayores que los vividos en la Argentina en la última década. Una militante del PT de Porto Alegre denunció que la pediatra de su hijo de un año se negó a seguir atendiéndolo por su filiación política. Ariane Leitão, ex funcionaria durante la gobernación de Tarso Genro, explicó que la doctora le envió un correo justificando su insólita decisión: “Declinó de manera irrevocable atender a Franciso porque yo soy petista! Eso representa el nivel de locura a la que las personas están llegando. Ya vale cualquier cosa, hasta atacar a un bebé”.
Lo más polémico sucedió días después, cuando el Sindicato de Médicos de Río Grande do Sul respaldó a la pediatra, amparándose en el Código de Etica Médica.