Una nueva encuesta detectó que Luiz Inácio Lula da Silva amplió a 12 puntos su ventaja contra el socialdemócrata Geraldo Alckmin para el balotaje del 29 de octubre. El sondeo retempló el ánimo del presidente, que andaba un poco caído por su desempeño en el primer debate por TV. Ahora, está mejor: en un acto, Lula atribuyó a “una voluntad superior, Dios,” toda su carrera política, incluido el segundo turno electoral.
El sondeo fue realizado el martes por el instituto Datafolha: si el balotaje fuera hoy, Lula sacaría el 56 por ciento contra el 44 por ciento de Alckmin, 4 puntos más que el viernes pasado y 7 puntos más que el domingo 1 de octubre, cuando se realizó el primer turno.
El resultado sorprendió tanto a Lula como a Alckmin. Por un lado, el presidente esperaba una caída por su tarea en el primer debate televisado contra Aclkmin, el domingo. “Fue el peor día de mi vida”, había admitido Lula. Es que se lo vio muy molesto por la insistencia de su rival en preguntarle sobre el último escándalo de corrupción protagonizado por dirigentes oficialistas: la frustrada compra de datos sobre un rival electoral para armarle una “carpeta” y desprestigiarlo.
Por otro lado, Alckmin confiaba en mejorar su intención de voto. Nada de eso sucedió. La primera evaluación de los analistas fue que el opositor fue demasiado agresivo para el formato televisivo y que ahora deberá echar mano a propuestas que lo diferencien del gobierno. Además de esperar, claro, nuevas revelaciones sobre el último escándalo del oficialismo como, por ejemplo, la prisión preventiva de algunos de los implicados.
En este contexto, Alckmin tuvo un resbalón, cuando uno de sus asesores anticipó que, si llega al gobierno, recortará la tasa de interés básica, que ahora es del 14,25 por ciento anual, para permitir un mayor crecimiento económico. La propuesta desagradó al mercado ya que implicaría un menor premio para los acreedores internos (bancos, fondos de pensiones y ahorristas).
Por el contrario, Lula se mostró muy contento y en un acto en San Pablo elogió a Antonio Delfim Netto, el ex ministro del “milagro económico” durante la dictadura militar, y afirmó que “es una voluntad superior la que me hizo llegar donde llegué”.
En ese tren, Lula atribuyó a Dios hasta el segundo turno. “Creo que Dios dijo: ´Vamos a tener segundo turno porque esa gente allá (el oficialismo brasileño) está muy agrandada, piensa que va a ganar en el primer turno, y Lula no quiere ni ir a los debates`”. Desde su punto de vista, el segundo turno sería una suerte de castigo que el buen Dios le reservó.
*Editor de Internacionales del Diario Perfil y autor de "Lula, la izquierda al diván".