INTERNACIONAL
BRASIL Y ARGENTINA

Lula y un balotaje que puede influir en Argentina

El gobierno de Kirchner sigue atento los posibles resultados de la segunda vuelta. ¿Qué pasa si Lula pierde y se produce el efecto contagio?

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Brasil limita con 10 de los 12 países de América del Sur y tiene un peso político y económico que le permite marcar tendencias entre sus vecinos. Por ejemplo, hace 4 años la histórica victoria de Luiz Inácio Lula da Silva abrió la puerta a una ola de gobiernos progresistas, de izquierda y de centroizquierda, que incluyó a Néstor Kirchner.

La influencia de la victoria de Lula fue tan intensa que el 8 de mayo de 2003, antes de que Carlos Menem se retirara del balotaje, Kirchner se tomó un avión y pisó suelo brasileño por primera vez en su vida para sacarse una foto con el flamante presidente de Brasil.

Ahora, la historia puede ser diferente y la oposición argentina vislumbra que una derrota de Lula en el balotaje del 29 de octubre podría clausurar el ciclo de gobiernos progresistas en la región o, por lo menos, en Argentina. Habrá que ver, la historia nunca es tan lineal, y en nuestro país la segunda vuelta puede ser evitada con el 45 por ciento de los votos en lugar de la mayoría absoluta (50 por ciento más 1).

De todos modos, la segunda vuelta en Brasil está siendo seguida con mucha atención en nuestro país, tanto por el gobierno como por la variopinta oposición. Es cierto que los sondeos indican que, si las elecciones fueran hoy, Kirchner derrotaría fácilmente a cualquiera que se le cruce. Pero, hace solo 15 días los sondeos otorgaban a Lula una intención de voto del 55 al 61 por ciento, es decir le aseguraban el triunfo en la primera vuelta.

¿Qué pasó? Pasó que la policía detuvo el viernes 15 de septiembre a dos colaboradores del comando electoral de Lula con el equivalente a más de 800 mil dólares en efectivo, con los que pensaban comprar datos reservados y armar una “carpeta” contra un rival
electoral.

Se creía que Lula estaba blindado con relación a los escándalos, que estas balas no le entraban. Pero, le entraron, tal vez porque el episodio involucró a personas de su círculo íntimo.

Hizo mucho ruido la foto que mostró al presidente en bermudas, camiseta y zapatillas caminando junto a su asesor especial todoterreno Freud Godoy: la imagen transmitió una intensa camaradería. Godoy fue señalado por uno de los detenidos como la persona que acercó el dinero.

Otra foto que causó impacto fue la de las pequeñas montañas de dinero incautadas. El caso mostró que los escándalos de corrupción pueden tener un fuerte impacto electoral cuando son fáciles de entender por los votantes, en todos sus alcances e implicancias.

También deterioró a Lula su negativa a debatir con sus rivales, que fue leída como un acto de arrogancia. Las últimas encuestas indican que, si la segunda vuelta fuera hoy, Lula ganaría por unos 4 puntos. Pero, las tendencias de los últimos quince días sugieren un triunfo de Alckmin. Por eso, Lula cambió de estrategia. Quiere virar o jogo, dar vuelta el partido, y el lunes ofreció una conferencia de prensa, la segunda de todo su mandato.

Además, anticipó que participará de los debates televisados contra Alckmin. El primero será el próximo domingo.

Allckmin es una figura poco carismática, parecida en ese sentido a Roberto Lavagna. Pero, es distinto en varios otros sentidos: es un político profesional, que se dedica a la política desde los 19 años, cuando fue elegido concejal de su ciudad; tiene el cuero curtido.
Y ya dirigió una provincia importante, San Pablo, que tiene tantos habitantes como toda la Argentina.

*Autor del libro Lula, la izquierda al diván.