AFP
Islamabad
En 2012, con apenas 15 años, la paquistaní Malala Yousafzai se convirtió en una figura mundial, cuando un grupo extremista islámico trató de asesinarla por su lucha en defensa del derecho de las niñas a la educación. La joven se recuperó de un balazo en la cabeza y hoy vive con su familia en Gran Bretaña. Desde entonces, recorre el mundo con su testimonio. Ayer volvió a las primeras planas, porque el ejército paquistaní anunció la detención de los diez hombres que integraron el comando que trató de matarla, aunque el grupo talibán lo negó.
El general Asim Bajwa, portavoz militar, dijo que los atacantes fueron detenidos en una operación conjunta del ejército, la policía y los servicios de inteligencia, que en los últimos meses han intensificado la lucha contra los grupos extremistas que operan en la zona noroeste del país, en la frontera con Afganistán.
El asesinato de Malala, agregó el general Bajwa, había sido ordenado por el mullah Fazlullah, actual líder del grupo Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), furioso por un blog que la joven llevaba desde los 11 años en el servicio en lengua urdu de la BBC, en el que contaba la vida bajo el gobierno de los talibanes en el valle de Swat, noroeste de Pakistán, donde vivía, y reclamaba el derecho a la educación de las niñas, prohibida por Fazlullah.
En octubre de 2012, los talibanes irrumpieron en un autobús escolar a la salida de Mingora, en la región de Swat, en el que Malala viajaba junto a otras quince niñas que habían asistido a clases. Luego de identificarla, dos de ellos le dispararon. Con un balazo en la cabeza y otro en el cuello, los talibanes la dieron por muerta, pero sobrevivió. Trasladada de urgencia a un hospital de Rawalpindi, cerca de la capital del país, fue llevada aún inconsciente a Londres, donde fue sometida a varias operaciones en un hospital y luego vivió una lenta recuperación. Hoy tiene, como secuela, parte de su rostro paralizado.
Su valentía fue reconocida en todo el mundo. Desde su salida de Pakistán, Malala ha participado en muchas conferencias internacionales en las que ha defendido la paz y la educación de los niños y pedido a los líderes mundiales que redujeran su gasto militar. En 2013 recibió el premio Sájarov de Derechos Humanos del Parlamento Europeo y su nombre circuló para el Premio Nobel de la Paz.