Marina Silva amenaza la hegemonía del Partido de los Trabajadores (PT) y la reelección de Dilma Rousseff. Su postulación a la presidencia, que estremeció el panorama político de cara a los comicios del 5 de octubre, podría modificar las relaciones del gigante sudamericano con la Argentina y la región. Con un énfasis en medioambiente, derechos humanos y la liberalización del comercio, “el huracán Marina” busca llegar al Palacio del Planalto con prioridades distintas a las que imperaron en Brasil en los últimos doce años. Cuestiona veladamente la “paciencia estratégica” que Lula da Silva y la actual mandataria tuvieron con los Kirchner.
En las 124 páginas de su programa de gobierno, difundido ayer en un multitudinario acto, menciona en siete ocasiones a la Argentina. En la crítica más significativa, aborda la “parálisis” del Mercosur, que “no cumplió con el designio original de constituir una modalidad de regionalismo abierto”. “Las tratativas iniciadas hace más de una década para una asociación con la Unión Europea quedaron inconclusas. No se llegó siquiera a testear la real disposición del bloque europeo de reducir su proteccionismo agrícola, a causa del rechazo de la Argentina a converger con los demás miembros qué productos liberalizar y cuál sería el período de desgravación”, reza el texto. Critica a Dilma y advierte a la Casa Rosada: “Por presión de la opinión pública y por la proximidad de las elecciones, el gobierno brasileño comenzó hace poco a reclamar con el énfasis debido una actitud negociadora más constructiva de las autoridades argentinas”.
Según la internacionalista brasileña Mónica Hirst, Marina tendrá prioridades distintas a las de Dilma. “Marina no estaría vinculada o comprometida a reactivar, fortalecer o darle un nuevo tipo de vuelo al Mercosur. Eso impactaría en la calidad de la relación con Argentina”, confió a PERFIL la profesora de la Universidad Nacional de Quilmes, quien cree que seguirán las inversiones brasileñas en el país y la interdependencia económica.
En mayo, Marina visitó por última vez la Argentina. Participó de una reunión de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, donde dialogó con todas las fuerzas políticas argentinas. “En ninguna de sus exposiciones relacionó la campaña con los motivos de su viaje. Fue muy cuidadosa”, le contó a este diario uno de los participantes de aquellos encuentros, en los que desplegó el carisma con el que ahora conquista Brasil.
El comercio bilateral se resintió en los últimos meses, en un escenario de recesión en los dos países. En abril pasado, el intercambio se contrajo 24%, con respecto al mismo mes de 2013, según un informe de abeceb.com. Esa caída se explica, en gran parte, por la crisis de la industria automotriz. “Gane quien gane, habrá cambios en noviembre tras las elecciones. Los cambios de Marina me imagino que serán más radicales. Dilma, igual, tendrá que hacer una reconversión del gabinete, que ya no genera la confianza necesaria del sector empresarial. Esas modificaciones serán positivas para Argentina en la medida que mejore el nivel de actividad de Brasil”, explicó a PERFIL Dante Sica, director de esa consultora.
Aunque Silva propone la integración del Mercosur con la Alianza del Pacífico –no sólo en lo económico, sino también en aspectos socioambientales y culturales–, su discurso replica los reclamos de los grandes industriales de Brasil al PT: mayor firmeza ante la Argentina. De una forma u otra, está claro que si Marina conquista el poder, cambiará la relación entre los dos socios estratégicos.