INTERNACIONAL
biografa no autorizada

Máxima Zorreguieta: las renuncias de la jaula de oro

El libro que inquietó a la Casa Real holandesa revela interesantes detalles de la vida de la ahora Princesa Real. Galería de imágenes.

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| Cedoc

Soledad Ferrari y Gonzalo Álvarez Guerrero son los autores de Máxima, Una Historia Real. Editado con el sello de Random House Mondadori, cuenta la vida de la joven argentina que se convirtió en la "reina de corazones" de los holandeses y la preferida de la soberana más poderosa del mundo.

Si bien en los Países Bajos el detalle que más escandalizó a la opinión pública fue su paso por Mercado Financiero, de Aldo Ducler, involucrado en lavado de dinero. Sin embargo, en la Argentina, ese dato no generó la misma conmoción.

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Luego de varios empleos en Buenos Aires, siempre en el área de Finanzas, la joven Máxima cumplió su sueño de trabajar en Nueva York. Sin demasiada historia amorosa en su pasado, comenzó una relación con el joven alemán de origen judío Dieter Zimmermann. Mientras convivía con él, viajó a Sevilla y conoció al príncipe de Orange. Llegó y cortó con Dieter.

La historia de cómo conoció al príncipe Guillermo Alejandro es diferente a cómo había trascendido en los medios. Si bien fue en Sevilla, hubo una celestina, su amiga Cinthia Kaufmann fue quien los presentó. Incluso antes del viaje a España, le enviaba fotos de la rubia argentina al mismísimo príncipe de Orange que estaba encantado con su sonrisa. La misma que, como dice el libro, cautiva a todo el pueblo holandés y ha dado un nuevo impulso a la monarquía.

Pero como no todo lo que brilla es oro, el libro también habla de las renuncias que debe hacer a cada momento, conciente de que vive en una jaula de oro, tal como se lo advirtió su suegra, la reina Beatriz. Renunciar a su ciudadanía, a su libertad y a detalles como usar gafas oscuras, gritar los goles argentinos o fumar en público. También cuenta detalles divertidos sobre cómo se organizó la comitiva argentina cuando viajó, cómo las amigas solteras del Northlands querían "cazar" a nobles holandeses o un problema con el menú de la boda, ya que los helados de Freddo que Máxima había pedido especialmente nunca llegaron, por un problema de Aduana.