Daniela Garone tiene 41 años, es médica y llegó a la Argentina hace unos días, después de estar diez meses en Kayelitsha, un asentamiento en las afueras de Ciudad del Cabo. Allí trabajó en campañas de tratamiento de HIV. En Buenos Aires, sólo permanecerá un tiempo corto. En breve, partirá nuevamente hacia Malawi como parte de la agrupación Médicos sin Fronteras (MSF).
Daniela se unió a MSF en 2008, después de trabajar durante años en el Hospital Muñiz y en el Vicente López. Realizó su primera misión a Zimbaue, luego fue a Sudán y supo que había encontrado su vocación. "Es muy poderoso tener una profesión que te permite viajar y ser útil", dice.
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