Agencias
Kiev y Moscú
Preocupados ante el agravamiento del conflicto en Ucrania –que con sus más de 5.300 muertos es ya el más grave desde la crisis de la ex Yugoslavia, hace más de dos décadas–, Angela Merkel y François Hollande viajaron ayer a Moscú para presentarle a Vladimir Putin un plan de paz que tiene toda la apariencia de ser la última oportunidad antes de una guerra total entre Kiev y los separatistas prorrusos.
La canciller alemana y el presidente francés habían discutido el jueves en Kiev su iniciativa conjunta –respaldada por Estados Unidos y la Unión Europea– durante horas con el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, que tras la reunión sostuvo que la propuesta “permite esperar un alto el fuego” ante los bombardeos y combates que han dejado cientos de muertos, la mayoría civiles.
Poroshenko subrayó que todas las partes deben respetar los acuerdos de paz alcanzados en Minsk en septiembre, los únicos firmados por ucranianos y rebeldes prorrusos, que las últimas semanas suman victorias militares.
En realidad, el plan de paz es más bien una “contrapropuesta” porque días atrás Putin sometió unas ideas a la consideración de Merkel y Hollande, quienes las comunicaron el miércoles a Estados Unidos y Ucrania.
Esta “nueva propuesta de solución del conflicto” garantiza “la integridad territorial de Ucrania”, aseguró el presidente francés, que advirtió a Moscú que “la opción de la diplomacia no se puede prolongar de manera indefinida”.
Según el diario alemán Süddeutsche Zeitung, el plan consistiría en “concluir un alto el fuego inmediato” a cambio de una “autonomía más grande acordada a los separatistas, en un territorio más vasto que el contemplado hasta ahora”.
Por su parte, el embajador de Rusia en París, Alexander Orlov, aseguró que Francia y Alemania deben ser los “garantes” del respeto del alto el fuego. Y si el plan de paz es aceptado por todas las partes, deberá ser “garantizado por Europa, Estados Unidos y Rusia”, consideró, añadiendo que quiere “creer” en el éxito de la misión de los europeos.
Ayer, entretanto, el ejército ucraniano y los rebeldes acordaron un “corredor humanitario” en la ciudad de Debaltsev, donde se libran furiosos combates, para permitir la salida de la población civil.
Washington, contra Rusia
Mientras Berlín y París impulsaban su propuesta de paz, el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, cargaba las tintas sobre Rusia durante una visita a Bruselas. “Ucrania está luchando por su verdadera supervivencia. Rusia continúa la escalada en el conflicto enviando mercenarios y tanques”, dijo Biden, que acusó a Vladimir Putin de “ignorar todos los acuerdos firmados”. Mientras crecen las versiones de que Washington ya ha decidido enviar “armas letales” al ejército de Kiev, la ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, advirtió ayer que
eso sería “echar gasolina al fuego” y alejaría la posibilidad de un acuerdo de paz.