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Ciudad de México
Después de la más larga sesión de su historia –74 horas–, la Cámara de Diputados mexicana aprobó en la madrugada de ayer una histórica reforma constitucional que abre a la empresa privada la explotación petrolera, hasta ahora un férreo monopolio de la estatal Petróleos de México (Pemex).
Los debates concluyeron a las cinco de la mañana de ayer –luego de una interrupción de dos horas para capturar a dos víboras que la oposición había soltado en el recinto como protesta– cuando el presidente de la cámara, José González Morfín, aseguró que había sido la sesión más larga en la historia del Congreso y emplazó a los senadores a que ratifiquen las modificaciones en una sesión que probablemente se realizará mañana.
Los diputados aprobaron las leyes reglamentarias de la reforma energética, que autoriza y regula el ingreso de capital privado nacional y extranjero al sector hidrocarburos mediante contratos de servicio, de utilidad, de producción compartida y de licencias.
Otro de los temas polémicos de la reforma es la autorización para que las empresas ocupen temporalmente las tierras que explotarán, a cambio de entregar una mínima parte de sus ganancias a sus propietarios.
La discutida reforma constitucional en materia energética pone fin al monopolio que por 75 años ostentó el gigante Pemex en la exploración y explotación de recursos energéticos y permite que entren a competir empresas privadas nacionales y extranjeras.
Proyecto clave. Ese proyecto ha sido el más ambicioso de la presidencia de Enrique Peña Nieto y también el más resistido. Fue aprobado con los votos de los legisladores del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) en alianza con el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Verde Ecologista (PVEM), así como del Partido Nueva Alianza (NA).
Por el contrario, todas las leyes fueron rechazadas sistemáticamente por los partidos de la izquierda, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC), que ahora confían en revertir toda la reforma mediante un referendo popular convocado para julio de 2015.
El diario Reforma publicó el viernes una encuesta que sostiene que la reforma energética es apoyada por sólo 34% de los mexicanos y rechazada por el 40%. Un 61% estima que van a subir los precios de la luz y combustibles y el 66% está de acuerdo con realizar la consulta popular que impulsa la oposición. El presidente Peña Nieto ha defendido que la reforma es la única oportunidad de modernizar a Pemex, que aporta más de un tercio de los ingresos del Estado, e impulsará la producción de crudo, que cayó drásticamente en la última década desde los 3,4 millones de barriles diarios que se extraían en 2004 a los actuales 2,47 millones.
La petrolera volvió anunciar la semana pasada pérdidas por 4 mil millones de dólares correspondientes al segundo trimestre de 2014.