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Michael Shifter: "Obama es una figura política extraordinaria"

El vicepresidente de Inter-American Dialogue dijo que el demócrata representa a los líderes que aparecen "sólo una vez por generación".

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| AFP

Michael Shifter es vicepresidente de Inter-American Dialogue, el laboratorio de ideas más importante que Estados Unidos tiene para América Latina. Entre sus autoridades hay varios ex presidentes como James Carter, Ricardo Lagos, Raúl Alfonsín, María Sanguinetti, o Fernando Henrique Cardoso. Y entre sus miembros aparecen desde Carla Hills y Francis Fukuyama, hasta José Octavio Bordón, Beatriz Nofal, Mario Vargas Llosa y Teodoro Petkoff.

Schifter además, es catedrático y profesor de la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, asesor del Congreso de los Estados Unidos y una de las voces más escuchadas en Washington. Esta es la entrevista que concedió a PERFIL, a pocas horas de las históricas elecciones.

¿Cuáles son los principales méritos de Barack Obama para estar a un paso de ser electo como presidente de los Estados Unidos?
-Obama es una figura política extraordinaria, de las que aparecen sólo una vez en cada generación. Tiene una historia personal destacable y es un orador brillante. Su mensaje de cambio resuena en un país donde más del 80% cree que estamos yendo en la dirección equivocada. Su temprana posición sobre la guerra de Irak, que muchos estadounidenses creen que fue un error, fue decisiva para que su candidatura prosperase. Su habilidad de organización, adquirida en las calles de Chicago, no tiene igual, y le permitió movilizar a la gente y recolectar montos de dinero sin precedentes. Obama generó un entusiasmo enorme entre la gente joven y entre los afroamericanos, en particular. Obama es un político astuto y disciplinado que lleva adelante una campaña casi impecable. Refleja el estilo de liderazgo que tranquiliza y da seguridad en un contexto en el cual reinan el miedo y la incertidumbre.

¿Cuáles son los sectores sociales, culturales y religiosos que votará por cada uno de los candidatos?
-Obama obtiene un descomunal apoyo de los afroamericanos, gente joven e intelectuales. Incluso está sólidamente apoyado por muchos latinos en los Estados Unidos aunque muchos de ellos, al comienzo, desconocían y desconfiaban un poco de él. Obama tuvo éxito en atraer a la clase obrera, católicos blancos y protestantes que votaron por Hillary Clinton en las primarias. Los sondeos sugieren, incluso, que Obama está ganando apoyo de los votantes judíos. McCain, en cambio, está trabajando bastante bien entre los evangelistas de base cristiana, algo a lo que sin dudas contribuyó la elección de Sarah Palin como su candidata a vicepresidente. McCain obtendrá el apoyo de los grupos republicanos tradicionales y adinerados, que saben que Obama les aumentará los impuestos.

¿Hay alguna diferencia sustancial en las políticas de ambos candidatos respecto de América Latina?
-La diferencia sustancial entre ambos candidatos reside menos en políticas específicas, a pesar de que hay algunas diferencias importantes, que en sus estilos, tonos, disposición mental y actitud frente al mundo, incluyendo América Latina. La mirada y el acercamiento de McCain es más tradicional; de algún mondo es una reminiscencia de la Guerra Fría, mientras que Obama es más abierto y deseoso de oír y de considerar seriamente nuevas ideas. Si bien la política interna seguirá constriñendo lo que cada uno de ellos pueda realmente hacer, puede esperarse de Obama que se relacione con la región con un mayor espíritu de colaboración.

¿Qué estrategias debería seguir el nuevo presidente en su relación con América Latina?
-El principal desafío para el nuevo presidente en su trato con América Latina será el de perseguir intereses comunes y lograr un balance moderado, un término medio que evite tanto el paternalismo como la indiferencia que, alternativamente, caracterizaron la política de Estados Unidos. Será un enorme test para el próximo gobierno, en un contexto en el que Estados Unidos ha disminuido su capacidad de incidencia en el mundo mientras que América Latina se vio fundamentalmente transformada.

¿Qué puede pasar en un gobierno de Obama respecto de sus relaciones con Hugo Chávez, los hermanos Fidel y Raúl Castro y Evo Morales, por ejemplo?
-Es probable que Obama haga un esfuerzo real para abrir y expandir canales de comunicación con estos gobiernos. Pero, para ser realista, es muy probable que no haya aperturas exageradas, Obama es muy cauto, aunque sí diálogo y diplomacia tendrán más énfasis que el que tuvieron en los últimos ocho años.

¿Hay alguna agenda especial de Estados Unidos con Argentina? ¿El tema de Irán y sus relaciones con el atentado a la AMIA? ¿La lucha contra el terrorismo?
-Es probable que un gobierno de Obama mire con simpatía los progresos del gobierno argentino en cuestiones como los derechos humanos y la rendición de abusos por abusos del pasado. Irán ocupará un lugar alto en la agenda del próximo gobierno, sea de Obama o de McCain. La respuesta de Argentina al ataque de la AMIA será relevante para la relación con Estados Unidos. El problema de la droga, especialmente el relacionado con el crimen organizado en las Américas, será también un área de gran cooperación entre los Estados Unidos y América latina, incluyendo Argentina.

¿Inciden en algo los choques por el tema de posible corrupción en la campaña electoral de Cristina Kirchner y la valija de los 800 mil dólares que ingreso el venezolano Antonini Wilson?
-Este incidente sugiere corrupción, y la aparente relación entre Argentina y Venezuela en este caso no ayudará precisamente a comenzar a remendar el vínculo bilateral Estados Unidos-Argentina en el próximo gobierno. Por otra parte, es un error exagerar su impacto. Lo importante será como avanzar en la relación bilateral, con la idea de desarrollar un diálogo más productivo e incluso tratar de trabajar juntos para abordar la corrupción, un serio problema tanto en Estados Unidos como en Argentina. Este tipo de cuestiones reflejan el nivel de desconfianza que se ha venido desarrollando entre Argentina y los Estados Unidos. Muchos dogmas y paradigmas han colapsado incluso antes de esta última crisis. La tarea es ocuparse de los problemas y solucionarlos, que son profundos, sin dogmas de ningún tipo, y buscar de un modo pragmático de reparar una relación dañada. No es productivo ir siempre hacia adelante y hacia atrás, señalando con el dedo y asignando culpas. Las lecciones y recetas de Washington suenan vacías desde hace mucho tiempo, pero con esta ultima crisis parecen más absurdas que nunca.

(*) Enviado especial de PERFIL a Nueva York.