A pesar de los temores que se generaron durante la semana, la manifestación de este domingo en Oaxaca contra el gobernador Ulises Ruiz concluyó de forma pacífica con la participación de decenas de miles de simpatizantes de Asamblea Popular del Pueblo (APPO) y un gran despliegue de la Policía Federal (PFP).
Tanto la policía, que se replegó de la mayoría de los puntos que había ocupado en la ciudad, como la organización convocante, que pidió una marcha pacífica y controló algunos choques, adoptaron una posición prudente tras los graves incidentes del domingo y el jueves pasados.
La movilización transcurrió a lo largo de siete kilómetros y por más de tres horas, durante las cuales se lanzaron consignas como "Oaxaca no es cuartel, fuera PFP de él!" y "íYa cayó, ya cayó, Ulises ya cayó!"
Los activistas llevaban pancartas y cartulinas de repudio al gobernador Ruiz, a quien acusan de "represor" y "asesino", y a la PFP, desplegada en la ciudad desde el pasado domingo con 4.500 hombres, pidieron también la entrega con vida de las personas cuya desaparición ha denunciado la APPO.
Al finalizar la manifestación, representantes de sindicatos nacionales y estatales y de organizaciones no gubernamentales dieron lectura a mensajes de apoyo al movimiento opositor a Ruiz.
Sólo se presentó un incidente menor, cuando un grupo de personas, la mayoría jóvenes encapuchados, se separó del grueso de la marcha y lanzó piedras a la policía federal, que desde primera hora de la mañana había sellado el Zócalo (plaza principal y donde tienen su campamento) con alambre de espino.
Pero los mismos organizadores de la manifestación exhortaron a mantener la calma y a no caer en provocaciones, constató un periodista de la agencia AFP. La manifestación concluyó en la Plaza de Santo Domingo, en el centro de la ciudad, que está separada por unas calles del Zócalo.
Florentino López, vocero de la APPO, explicó que el gobierno federal, que envió a un mediador, les notificó a través de organizaciones civiles que por la marcha se ordenó el levantamiento de los retenes de control vehicular instalados en la ciudad, el acuartelamiento de la policía estatal y la liberación de algunos detenidos en las próximas horas.
Los retenes policiales habían sido levantados en la madrugada del domingo. Sin embargo, algunos de las caravanas que llegaron a Oaxaca desde otros puntos del país, aseguraron haber sufrido la obstaculización de la policía para que no llegase a su destino. Un grupo de la localidad de Pueblo, situado a unos 400 km de Oaxaca, dijo que demoró 24 horas en poder hacer el recorrido.
"Tuvimos muchos problemas porque los de la PFP nos pararon varias veces, nos registraron varias veces, nos registraron las mochilas y no nos querían vender la gasolina a los autobuses" explicó Liliana Rueda, que dijo venir con una organización adherente al movimiento zapatista de Chiapas.
Al paso de los opositores, que fueron calificados durante la semana como "grupo minoritario" por Ulises Ruiz, muchos vecinos salían a aplaudir o incluso para regalarles agua y frutas. María de los Angeles, una anciana de 76 años, compró 500 naranjas para repartirlas: "Estamos apoyando al pueblo de Oaxaca, no estamos apoyando a los priístas (militantes del Partido Revolucionario Institucional, al que pertenece Ruiz)", dijo la mujer.
Con todo, la concentración fue menor que la del 16 de junio, en la que participaron también todos los maestros del estado exigiendo la renuncia del gobernador, antes de que una parte de ellos decidiese la semana pasada finalizar la huelga que habían comenzado en mayo. El intento del gobernador de reprimir dicha huelga fue lo que dio inicio a la ola de protestas sociales que condujo al despliegue de la policía federal.