ap/afp/dpa
Desde Montevideo
El presidente uruguayo, José Mujica, hizo ayer una fuerte apuesta política para frenar la violencia en el fútbol. El mandatario decidió que la Policía deje de prestar vigilancia para los partidos que se disputen en los estadios Centenario, del club Peñarol, y el Gran Parque Central, del Nacional, luego de que barras bravas protagonizaran violentos choques con la guardia policial tras el encuentro por la Copa Libertadores entre Nacional y Newell’s el miércoles en Montevideo.
En la práctica, la medida que adoptó Mujica llevará a que los dos clubes grandes de Uruguay, que concentran el 90% de los hinchas del país, no puedan disputar sus partidos del torneo local, ya que la ausencia de efectivos policiales en los estadios hará imposible que se garantice la seguridad. De esta forma, el jefe de Estado –quien por primera vez intervino de forma directa en el tema de la violencia en el fútbol– ejerció una fuerte presión sobre los dirigentes de Peñarol y Nacional, y sobre la Asociación Uruguaya del Fútbol (AUF) para que actúen con decisión e identifiquen a los barras.
“Estoy dispuesto a parar el fútbol si es necesario hasta que se tomen medidas –advirtió Mujica en su espacio radial semanal en la emisora M24–. Para empezar, cortamos la protección policial. O paramos esto de raíz, o no podremos continuar disfrutando de los espectáculos deportivos”.
“Yo me eduqué en un país muy diferente –comentó Mujica–. Me acuerdo todavía cuando mi padre me llevaba al Centenario a disfrutar el espectáculo que ofrecían grandes futbolistas. Entonces íbamos las hinchadas entreveradas y podíamos convivir sin problemas. Ahora hay que separarlos como si fueran fieras”.
El presidente uruguayo tomó la decisión de retirar a la Policía luego de ver por televisión los disturbios que se produjeron dentro y fuera del Centenario al término de Nacional-Newell’s. Cuando finalizó el encuentro, la salida de los hinchas argentinos ocurrió sin problemas, pero un grupo de barras uruguayos quiso salir del estadio antes de lo que el operativo de seguridad permitía. En ese momento se enfrentaron con los policías que vigilaban la tribuna popular.
Los barras arrojaron varios proyectiles a los efectivos y éstos, a su vez, reprimieron incluso a hinchas que no habían cometido ningún desmán. Por los incidentes, 28 policías resultaron heridos y cerca de cuarenta personas fueron detenidas. Según la Policía, los violentos de Nacional querían salir del Centenario para emboscar a los hinchas de Newell’s.