Bernardo Provenzano, capo de la mafia siciliana Cossa Nostra, murió hoy a los 83 años. Estaba internado desde el 9 de abril de 2014 bajo custodia policial en el hospital milanés de San Paolo.
Provenzano nació en 1933 en Corleone, una pequeña ciudad en la provincia de Palermo dominada por la mafia y lugar de nacimiento de Vito Corleone, personaje ficticio de la novela El Padrino.
Conocido como "Zio Binu" (Tío Bernardo) o "U tratturi" (el Tractor, por su fuerza y determinación para disparar), el hombre se convirtió en el sanguinario "jefe de jefes" de Cosa Nostra tras el arresto del criminal Toto Riina, según consignó la agencia Télam.
En los 43 años que permaneció prófugo de la Justicia, gestionó toda la actividad de la "Cosa Nostra" y ordenó centenares de asesinatos, lo que lo convirtió en el "enemigo número uno" de las fuerzas de seguridad italianas.
Junto a su amigo Riina, desencadenó en la década de 1980 la "guerra de la mafia" contra el Estado italiano y contra los clanes rivales, una época que culminó con el asesinato de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992.
Tras la detención de Riina, en 1993, tomó los mandos de la "Cosa Nostra" y emprendió la conocida como "estrategia de la sumersión", y limitó las acciones violentas y públicas. Considerado por todo eso uno de los mayores criminales de la historia italiana, fue detenido el 11 de abril de 2006 tras estar prófugo durante 43 años.
Su estado de salud era muy delicado y sus condiciones se agravaron el pasado viernes a causa de una infección pulmonar, señaló Roberto Piscitello, director general de detenidos en tratamiento del Ministerio de Justicia.
En sus últimos años estuvo bajo largos periodos de sueño, con un cuadro cognitivo muy limitado, sin poder hablar y en 2012 entró en coma profundo tras ser operado de la cabeza al caerse en su celda.
La última visita que recibió en vida fue el pasado domingo 10 de julio, cuando su mujer e hijos fueron autorizados a ver a Provenzano en el centro hospitalario.
En los últimos años, su abogada, Rosalba di Gregorio, había solicitado sin éxito la revocación del régimen de aislamiento, conocido como "41 Bis", y la suspensión de la pena de su cliente debido a sus delicadas condiciones de salud.