William Phillips, el empleado de la NASA que ayer se atrincheró en el Centro Espacial Jonson, mantuvo como rehén a una secretaria, mató a su supervisor y luego se suicidó, en verdad estaba enojado con su jefe porque temía lo despidiera.
La explicación del jefe de policía de Houston, Texas, Harold Hurtt, que reproduce hoy el diario español El Mundo, indica que el ingeniero, de 60 años, estaba indignado por la mala calificación que le había otorgado su jefe con relación a su trabajo.
Phillips había comprado en marzo un revólver Smith and Wesson de cinco balas, el mismo con el que mató ayer a su supervisor, David Beverly, y mantuvo como rehén a una secretaria, Francelia Crenshaw, durante cuatro horas. Luego, según la descripción de los efectivos de la policía, se disparó un balazo en la cabeza.
El oficial de policía explicó que Phillips almorzó con Beverly y otro empleado de la agencia espacial y, poco después, se presentó en la oficina de su jefe ya con el revólver en la mano. “Usted es quien hará que me despidan”, aseguró entonces Phillips, según consta en el informe policial.
“Phillips ató a Crenshaw con alambres a una silla, y luego hizo dos disparos contra Beverly, hiriéndolo en una pierna y en el pecho”, agregó el jefe policial. “El sospechoso salió de la oficina y Beverly, a pesar de que estaba herido, procuró proteger a Crenshaw y empujó un escritorio para sujetar la puerta. El sospechoso retornó a la oficina y, aprovechando la debilidad de Beverly, se abrió paso y le efectuó otros dos disparos”.
La policía indicó que Phillips amordazó a Crenshaw con cinta adhesiva para impedir que la mujer gritara. El atacante podía ver por televisión todo el despliegue policial en torno al Edificio 44 del centro espacial. “Se le ocurrió que si Crenshaw gritaba cuando le disparara a Beverly la policía irrumpiría en la oficina y podría detenerlo vivo”, dijo el policía. “Es obvio que estaba resuelto a suicidarse”.
Phillips se disparó un balazo en la cabeza y Crenshaw logró quitarse la mordaza y llamó a la policía. La mujer fue trasladada al Hospital Christus St. John y más tarde fue dada de alta.
El hecho ocurrido en la NASA no sólo forzó la evacuación de cientos de empleados del centro espacial sino que se desató en medio de olas de amenazas en diversas partes del país y sólo cuatro días después que un joven de 23 años disparara en un centros de estudios, la Universidad de Virginia Tech, matando a 32 estudiantes y profesores.