Un nuevo episodio de violencia ocurrió este lunes en Nicaragua, cuando una misión de obispos católicos, periodistas y activistas de derechos humanos fue atacada por simpatizantes del Gobierno del presidente Daniel Ortega en la localidad de Diriamba. Los hechos ocurrieron después de que los religiosos, acompañados por el nuncio apostólico polaco Waldemar Sommertag, llegaron en "misión humanitaria" a Diriamba, a 43 kilómetros de la capital, y fueron asediados por decenas de personas, varias de ellas encapuchadas, que irrumpieron en la basílica de San Sebastián.
El Canal 15 de televisión transmitió imágenes del obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, con una herida en el brazo derecho, aparentemente por arma blanca. Otro de los lesionados fue un periodista de esa televisora, cuyos equipos fueron robados. También fueron golpeados el párroco de la ciudad de Masaya, Edwin Román, y reporteros que cubrían los sucesos para un canal de televisión, cuyas cámaras fueron igualmente sustraídas por los atacantes.
El padre Román denunció que fueron víctimas de personas "enardecidas y rabiosas", y acusó al Gobierno de tratar de impedir la labor humanitaria de los obispos. "Asediado por una turba enardecida que quería ingresar a la basílica San Sebastián en Diriamba, fui herido, golpeado en el estómago, me arrebataron las insignias episcopales y (fui) agredido verbalmente", relató a su vez en un tuit monseñor Báez. El prelado advirtió sin embargo: "Lo que hemos sufrido los obispos no es nada comparado con lo que ha sufrido el pueblo de Nicaragua en los últimos días".
Al menos 12 personas murieron en las últimas horas tras ofensivas de paramilitares armados contra manifestantes opositores en cuatro localidades del país, según organismos de derechos humanos. En el grupo de religiosos estaba además el representante del papa Francisco, el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). Los oficialistas los recibieron a gritos llamándolos "asesinos" y "terroristas". "Hemos sentido esa acción, dura, fuerte y brutal contra nuestros sacerdotes. Nunca habíamos visto algo así en Nicaragua y verdaderamente es triste", comentó Brenes en una posterior reunión de los sacerdotes en la Catedral Metropolitana de Managua.
Los religiosos planeaban visitar Diriamba y su vecina Jinotepe, para conocer la situación tras violentos ataques de fuerzas paramilitares contra opositores ocurridos el domingo, que dejaron al menos 11 muertos sólo en Diriamba y gran cantidad de heridos y detenidos. La abogada Azáhalea Solís, dirigente de la opositora Alianza Cívica, integrada por estudiantes, campesinos, empresarios y sociedad civil, condenó "enérgicamente la actuación criminal del Gobierno" contra los obispos. "El Gobierno rebasó todos los límites imaginables de la represión. Son criminales", dijo Solís.
Después del ataque en Diriamba, otros presuntos activistas del Gobierno irrumpieron en la parroquia Santiago Apóstol de Jinotepe, de donde sacaron materiales de oficina y hasta las bancas de la iglesia, que lanzaron a la calle en medio de gritos e insultos. "No hay palabras para describir esto", lamentó el director de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) Álvaro Leiva, quien se refugió con el grupo de religiosos en la sacristía de la iglesia. Por su parte, la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, expresó en su cuenta de Twitter su "condena total a las agresiones en contra de monseñor @silviojbaez y periodistas dentro de la Basílica San Sebastián por parte de grupos armados pro-gobierno en Diriamba".
En tanto, la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, dijo a la televisión oficialista que "agradecía" la visita del nuncio a Diriamba pero no mencionó los incidentes de violencia. "Nosotros queremos agradecerle su acompañamiento pastoral a nuestro pueblo en estos momentos difíciles. Momentos en que todos nos llamamos a la calma, a la prudencia, a la paciencia, pero sobre todo a vivir como cristianos el testimonio del sufrimiento de nuestro pueblo", dijo Murillo. Alegó, además, que la población de Diriamba y Jinotepe fue sometida a "un cautiverio" de casi 40 días por los opositores que mantenían "tranques" (retenes) en las calles cercanas.
Murillo también anunció que el Gobierno realizará una marcha el próximo jueves 12, el mismo día que marchará la Alianza Cívica: "Esta semana también está programado el Repliegue, puro Amor, Amor y Paz. (...) Nicaragua quiere Amor y Paz. Aquí Nicaragua Libre en Amor y Paz. Aquí Nicaragua Libre sin dar o admitir Ni un Paso Atrás”, expresó la vicepresidenta mientras el país vive su peor crisis política en 40 años desde que comenzó la protesta estudiantil el 18 de abril, y se agravó tras la violenta acción de la Policía y paramilitares contra manifestantes civiles. El Gobierno solo reconoce 47 muertos, mientras organizaciones de derechos humanos independientes suman 309, en su mayoría jóvenes estudiantes atacados a tiros por policías y paramilitares.