Al menos 233 muertos y una centena de heridos se contabilizaron, según las primeras investigaciones, luego de que uno de los músicos prendiera una bengala que terminó por convertir a Kiss -un local bailable de la ciudad brasilera de Santa María- en un verdadero infierno. El cónsul argentino en Brasil, Alfredo Ortiz Baeza, señaló que no hay víctimas argentinas en esa tragedia, pero advirtió que no sabe si existen compatriotas entre los heridos.
Ortíz Baeza señaló que la zona donde ocurrió la tragedia era en una "ciudad universitaria, donde se encuentra la Universidad de Santa María, que tiene muy pocos estudiantes argentinos". Asimismo, el funcionario relató que en la zona no suele ser frecuentada por turistas de nuestro país y confirmó que "no había argentinos" entre las víctimas mortales.
El hecho causó conmoción en el país, al convertirse en uno de los mayores siniestros de la historia de Brasil, y reavivó el recuerdo de la tragedia de Cromagñón. "Fue igual", relató una joven cordobesa que se salvó del infierno por "estar cansada" para ir a bailar.
La estudiante cordobesa Micaela Becker (23) tenía pensado ir al pub de la tragedia “porque se realizaba una fiesta universitaria y tocaban dos bandas”.
“Junto a algunos compañeros estábamos algo cansados, por eso decidimos quedarnos. Otros fueron a otro boliche”, contó Becker en declaraciones radiales. Más tarde su teléfono comenzó a sonar: eran sus compañeros que querían saber si se encontraba con vida.
"Yo estoy muy asustada realmente. Apenas me enteré se me vino a la cabeza aquellas imágenes de Cromañón. El hecho fue igual", detalló
Además, Becker explicó que la mayoría de los boliches de esa localidad "tienen entradas pequeñas, pocas salidas y mucha gente". Según contó la joven, unas semanas atrás "clausuraron el boliche del Centro de Estudiantes de la universidad porque era un sótano con una pequeña puerta de salida nomás".