Finalmente, y tal como lo anunciaban las encuestan previas, el polémico Jacob Zuma ganó las elecciones generales en Sudáfrica con el 65,9% de los votos, y se convirtió así en presidente por el partido ya gobernante Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), el partido de Nelson Mandela.
Con el 100% de las boletas escrutadas, la Comisión Electoral Independiente (IEC) ratificó hoy el triunfo del ANC, con el 65,9% de los votos. Pese a que se quedó muy por debajo del cerca de 70% obtenido en 2004, el ANC logró una muy amplia ventaja sobre su principal rival, la Alianza Democrática, que logró un 16,68% de los votos, seguida del Congreso del Pueblo, formado por disidentes del ANC, con 7,42%.
Así, Zuma se posicionó para ser el presidente de Sudáfrica, un polémico personaje que estuvo 10 años preso junto a Mandela en la cárcel Robben Island por su lucha contra el apartheid y, luego, cuando Sudáfrica ya era un democracia, estuvo acusado de violación y corrupción, entre otras cosas.
La tasa de participación en los comicios fue de 77,3% del total de 23 millones de electores inscritos, es decir 17,9 millones de personas, precisó la comisión electoral. El ANC, en el poder desde el fin del régimen del apartheid en 1994, no va a tener ninguna dificultad para que su controvertido líder, Jacob Zuma, sea elegido presidente cuando el nuevo Parlamento se reúna el 6 de mayo.
Para designarlo, hubiese bastado con que la bancada del ANC tuviera la mitad de los escaños. Sin embargo, el partido de Zuma se quedó a un paso de la mayoría de dos tercios que le hubiera permitido llevar adelante cambios constitucionales. Su más directa rival, la opositora Alianza Democrática, logró por primera vez una mayoría decisiva en la provincia del Cabo Occidental, que incluye Ciudad del Cabo.
En sus primeras declaraciones desde la publicación de los resultados oficiales, Zuma afirmó que sería el "presidente de todos". "Trabajando juntos haremos un gobierno para todos los sudafricanos", declaró en un discurso transmitido por televisión. Los diarios sudafricanos ya señalaron ayer que Zuma sería sin duda alguna el próximo presidente, pero que tenía la obligación de mantener el legado de Mandela (presidente de 1994 a 1999 y Premio Nobel de la Paz) frente a los gigantescos desafíos que le esperan.
"Si todavía no está asustado por la magnitud del desempleo, la pobreza y la criminalidad y por las carencias en materia de educación y salud, pronto lo estará", afirmó el prestigioso semanario Mail and Guardian en su editorial. "Puede pasar a la historia como el hombre que traicionó el legado de Madiba (Mandela), o el que cumplió con su promesa", agregó.
El descontento por la falta de progresos en materia de servicios públicos y las crisis políticas de los últimos años, así como el escándalo que rodeó a Zuma, empujaron a un récord de 23 millones de personas a registrarse para votar, de acuerdo con los analistas. De hecho, Zuma dijo hoy estar "preocupado por el impacto potencial de la crisis económica mundial".
Las urnas repletas y las larguísimas colas para votar pusieron en evidencia un interés generalizado de la población, recordando las primeras elecciones democráticas multirraciales de 1994, cuando Mandela se convirtió en el primer presidente negro después de décadas de dominio de la minoría blanca.
Zuma obtuvo un apoyo masivo a pesar de los cargos de corrupción y de sectarismo en el ANC, cuya base está constituida fundamentalmente por individuos de clase obrera que tienen esperanzas de que mejore los servicios públicos y creen más empleos. El jefe del ANC es considerado como la antítesis de Mbeki, quien logró un crecimiento económico impresionante, pero no logró disminuir la tasa más elevada del mundo de sida, con políticas que hacían caso omiso de este mal, mientras negaba que la creciente criminalidad constituyera una crisis.