Las discusiones políticas en Washington no cesan. "Esta noche quiero hablarles sobre nuestra enorme deuda nacional", les dijo Obama ayer en cadena nacional a los ciudadanos norteamericanos.
"Por más de una década hemos gastado más de lo que entra. Y si bien en el 2000 teníamos las cuentas ordenadas, en vez de pagar la deuda –que es trillonaria-, utilizamos ese dinero para dos guerras, para solventar un carísimo programa de medicamentos y hasta redujimos los impuestos a quienes no lo necesitaban. También tuvimos que pagar la crisis, porque había Estados que no tenían ya dinero para abonarle a sus maestros", añadió.
En un escenario tenso, Obama intenta que los ciudadanos se metan de lleno en el debate nacional. Hasta les pidió que empiecen a llamar a sus legisladores de cada Estado y les exijan que negocien una salida creíble.
El 2 de agosto expira el plazo para aumentar el límite de deuda en EE.UU. (la típica solución de emitir más dólares contra Bonos del Tesoro). De no hacerlo podría haber un default, que originaría un colapso de mercados nuevamente, donde el Tesoro no tendría fondos para pagar miles de programas y a millones de empleados públicos.
Pero en verdad son los republicanos los que no quieren aumentar impuestos ni revertir algunas medidas tomadas a principio de la década pasada por su antecesor, George W. Bush. El enfoque de los legisladores de la oposición, que se vio en dos proyectos, es solamente un "parche" para bajar rápidamente gastos, muchos de los cuales paralizarían programas de atención social.
"El público norteamericano está harto", dijo Obama ayer. "Trabajan y llegan a su casa, algunos de ellos con lo suficiente para poner comida sobre la mesa, y cuando prenden las noticias lo único que ven es el circo aquí en Washington".
Hace semanas que en este país se debate y no se llega a un acuerdo mínimo. Mientras tanto son los chinos, los mayores poseedores de bonos de la Reserva Federal, los que han financiado gran parte de este desencaje, a costa de una economía de fronteras abiertas. Pero es claro que las calificadoras de riesgo ya no pueden considerar dicha deuda como triple A. Estados Unidos no ha podido ni parece poder, manejar su presupuesto, ungido en problemas de altísimos costos de mantener la Salud Pública (Obama los tildó de hasta de fraude) y con muchos grupos de poder en disputa.
Mientras el empleo no sube, el Presidente demócrata sabe que lentamente lo están cercando. Y sin recursos adicionales y con las estructuras públicas limitadas, es poco lo que puede ofrecer en la campaña electoral del 2012 que lentamente se instala en la mente del norteamericano medio.
(*) Especial para Perfil.com.