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Orden internacional: ¿Beijing toma la posta?

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ONU. Xi Jinping pronunció su mensaje en la Asamblea General. | ap

La Asamblea General de las Naciones Unidas, en la primera reunión virtual de sus 75 años de existencia, fue el escenario de nuevas confrontaciones entre China y Estados Unidos. Las intervenciones de los jefes de estado de las dos superpotencias mundiales reflejaron visiones completamente antagónicas sobre el orden internacional y el rol de sus respectivos países. 

Fiel a su estilo diplomático, Donald Trump concentró su discurso en el régimen chino, acusándolo de no rendir cuentas por la propagación inicial del coronavirus. Los ataques del presidente norteamericano, que incluyeron fuertes cuestionamientos a las credenciales medioambientales del gigante asiático, también alcanzaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Trump no sólo responsabilizó al organismo multilateral de actuar bajo la influencia de Pekín sino también de desinformar al mundo sobre la transmisión del virus.      

Xi Jinping, en cambio, destacó el compromiso de su país con el desarrollo de una economía mundial abierta y el régimen comercial multilateral frente al rápido avance del proteccionismo. En claro contraste con el llamado a poner sus “países primero” a cargo de Trump, el presidente chino aprovechó la oportunidad para invitar a los demás estados a buscar una “respuesta global” frente a los estragos de la pandemia, enfatizando la importancia de canalizar los diferentes esfuerzos nacionales dentro del marco multilateral de la OMS. 

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La estrategia china de enarbolar las banderas del multilateralismo y la cooperación, a pesar de sus cuestionables credenciales en la materia, adquiere mayor relevancia en un contexto en donde la diplomacia norteamericana continúa desafiando las ideas, normas e instituciones que han moldeado el sistema mundial desde la finalización de la última gran guerra. Trump ha arremetido contra el orden liberal internacional, promoviendo medidas comerciales proteccionistas y retirando a Estados Unidos de tratados fundamentales como el Acuerdo de París, el pacto nuclear con Irán o el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. 

Los conflictos domésticos de Estados Unidos también han trascendido sus fronteras. Las nuevas restricciones migratorias de la administración republicana, la muerte de George Floyd a manos de la policía y los más de 200.000 fallecidos por coronavirus han impactado negativamente en la imagen internacional del país. Según una encuesta realizada por el Pew Research Center en septiembre de este año, la aceptación de Estados Unidos se encuentra actualmente en sus niveles históricos más bajos. La desconfianza en Trump, cercana al 83% de acuerdo al estudio desarrollado en 13 países del denominado “primer mundo” se ubica incluso por encima de líderes como Vladimir Putin (73%) y Xi Jinping (78%). En un contexto en donde los recursos tangibles de la supremacía norteamericana se encuentran en retroceso relativo, su política exterior aislacionista puede terminar de torcer el equilibrio de poder a favor de Beijing. En vísperas de las elecciones presidenciales de noviembre próximo, un segundo mandato de Trump puede significar un nuevo impulso para un gobierno chino decidido a construir su liderazgo sobre los cimientos de las instituciones y normas que han regido, para bien o para mal, las relaciones internacionales durante el último siglo. En otras palabras, la cumbre de la Asamblea General de las Naciones Unidas parece indicar que Xi Jinping no está dispuesto, al menos por ahora, a cambiar completamente de andarivel sino a “tomar la posta” del orden liberal internacional. n

*Doctor en Estudios Internacionales y Profesor Asistente de la O.P. Jindal Global University de la India.