Tal como anticipaban las encuestas, Barack Obama venció a Hillary Clinton en las elecciones primarias celebradas esta noche en el Estado de Mississipi. La victoria de Obama había sido anticipada por todas las encuestas.
Según CNN, 91% de los electores negros de Mississippi le dieron su voto al senador de Illinois, que aspira a ser el primer presidente negro de Estados Unidos. También los jóvenes lo apoyaron -según la misma encuesta-, con dos tercios (67%) de los votantes de 17 a 29 años.
Un 55% de los militantes de Obama en Mississippi señaló que no estarían conformes si Clinton ganara la candidatura del Partido Demócrata, mientras que 72% de quienes apoya a la ex primera dama declararon que la eventual nominación de su adversario los dejaría "insatisfechos".
Mississippi, uno de los estados más pobres y con la comunidad negra más importante (36%) del país, otorga 33 delegados para la convención del partido, donde se nombrará oficialmente al candidato presidencial, en agosto.
La próxima batalla en esta larga lucha por hacerse con la candidatura demócrata que se enfrente al republicano John McCain en las presidenciales de noviembre se librará en Pensilvania, donde Clinton tiene puestas todas sus esperanzas y la obligación de ganar para no quedar definitivamente relegada. El senador por Illinois ganó el sábado las primarias de Wyoming, rompiendo así los malos resultados en las votaciones anteriores de Ohio y Tejas, donde Clinton resucitó como aspirante con dos victorias contundentes.
Para cerrar otra gran jornada de Obama, hay que decir que ha concluído el recuento final de votos en Texas, y en razón a las particulares condiciones del comicio, el candidato negro obtuvo más delegados que Hillary Clinton para la convención demócrata, pese a tener menos votos generales. Los allegados a Clinton habían señalado con insistencia que vencer en Ohio y Texas era "vital" para la campaña de la senadora por Nueva York. Las novedades de Texas, con más delegados para Obama, pese a tener menos votos globales que Hillary, representa un golpe para los Clinton.