Después de una reunión histórica en Washington, que contó con la presencia inesperada de George W. Bush, el G-20, que incluye tanto a los países ricos como a los principales emergentes, se unió ayer a las voces que reclaman una coordinación mundial de medidas contra la crisis y se comprometió a usar todos los mecanismos a su disposición para contener la crisis financiera global.
También acordaron que las medidas para combatir la crisis sean “comunicadas de manera que las acciones de un país no afecten a otros o a la estabilidad del sistema como un todo.Bush pidió al G-20 la “participación de otros países para la solución de la crisis” financiera global, después de reconocer que la debacle “tiene su origen en los países avanzados”. Este reconocimiento del importante rol de los emergentes en la economía global se trató de un hecho sin precedentes orquestado para responder con urgencia a la agudización del colapso financiero global.
Brasil, que ocupa la presidencia interina del grupo y había convocado a la reunión, aprovechó para manifestar su deseo de que el G-20 sea transformado en un órgano más activo. La reunión, destinada a coordinar acciones para enfrentar la crisis financiera global, comenzó poco después de las 21.00 de la Argentina.
Se dio en el marco de las asambleas de otoño boreal del FMI y el BM en Washington, luego de una semana negra para los mercados bursátiles de todo el mundo y se trató de la primera vez que el G-7, de naciones industrializadas, consultó a países emergentes como China, India, Brasil, México o Rusia a causa de una crisis que se inició en un país desarrollado, EE.UU. Horas antes, los 185 países miembros del FMI ya habían respaldado “fuertemente” el plan de acción coordinada acordado el viernes en Washington por el G-7 para combatir la crisis.
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