En una jornada de violencia cuyo saldo de víctimas es totalmente confuso, 11 uniformados y al menos una decena de civiles murieron este viernes en el norte de Perú, como resutado del feroz desalojo por parte de la Policía de una carretera en la selva que unos 2.500 nativos tenían bloqueada desde hace diez días.
La toma era parte de una serie de protestas de los indígenas, que desde el 9 de abril piden al gobierno la derogación de decretos que consideran lesivos a sus intereses y al medio ambiente. El líder aborigen Pizango denunció que hay 25 muertos -una cifra que ninguna autoridad avala- y que se trata de " una matanza a manos del Gobierno como parte de un plan de entrega de los recursos naturales a empresas extranjeras que incluye privatizar nuestras tierras".
En una conferencia de prensa conjunta en Lima, el primer ministro Yehude Simon y la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, confirmaron esta noche la muerte de 11 policías y tres nativos, aunque otras fuentes confiables han indicado que la cifra de manifestantes asesinados se superó largamente.
"Han perdido la vida 11 efectivos policiales, hay tres nativos que han perdido la vida, 108 civiles están heridos y 5 policías gravemente heridos", dijo Cabanillas. Simon, en tanto, declaró que "de los 11 policías asesinados, cinco fueron emboscados y muertos con lanzas, mientras otros cuatro murieron al momento de recuperar la carretera y los otros dos fueron muertos en enfrentamientos".
Simon reveló igualmente que 38 policías, que vigilaban una estación de bombeo de crudo se encuentran tomados de rehenes por unos mil indígenas en una zona rural de Bagua. "Están secuestrados y ocultados, y los nativos han amenazado con quemar la estación 6", agregó el ministro.
Zeokan Campos, dirigente de los nativos de la región, dijo a la radio RPP que esta acción es en protesta por la intervención armada de este viernes, que produjo asimismo un sinfín de incendios, saqueos y tiroteos en las poblaciones de Bagua y Bagua Grande.
Fuentes de la Fiscalía y médicas confirmaron en tanto la muerte de siete civiles, cinco de ellos en la carretera y dos en Bagua (1.000 km al norte de Lima). La fiscal Olga Bobadilla dijo que "se constató que había cinco muertos" civiles en la 'curva del diablo' -lugar de la carretera que la Policía desbloqueó- pero que "los indígenas no dejaron levantar los cadáveres".
Mientras tanto en Bagua, John Delgado Cabanillas, médico de turno del hospital local, confirmó que en el lugar se encuentran dos personas muertas "por herida de bala".
Un oficial policial en Bagua dijo a la AFP hacia mitad de la tarde que había una situación de descontrol total. "Nos encontramos defendiendo nuestra comisaría. La turba quiere atacar la comisaría y está atacando varios locales", señaló el oficial, que pidió el anonimato.
El presidente Alan García justificó temprano la acción policial, señalando que "llegó el momento de abrir las carreteras y asumir las responsabilidades". El mandatario dijo que ha tenido "mucha serenidad y frialdad, pero cuando se dice vamos a bloquear y a cortar el gasoducto, que nos dejaría sin luz a todos los peruanos, qué puede hacer el Gobierno sino actuar con energía para poner orden".
Fuente: AFP.