La ola violeta que bañó la Puerta del Sol con multitudinarias manifestaciones en 2014 y supo canalizar los reclamos de los indignados del 15M parece amainar sus fuerzas. Podemos, el partido comandado por Pablo Iglesias, cayó desde enero diez puntos en las encuestas, según la consultora Metroscopia, pagada por el diario El País.
El surgimiento de otra fuerza nueva, como Ciudadanos, que le disputa el voto desencantado con el bipartidismo; el relanzamiento del PSOE; y las disputas internas dentro de la agrupación explican este fenómeno. Aunque desde el partido minimizan los resultados de los sondeos, a los que califican como “manipulados”, el auge de Podemos parece haber entrado en crisis, en la antesala de las elecciones generales, que se celebrarán antes del 20 de diciembre.
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“Siempre decimos que a las encuestas hay que tratarlas con cautela. Ni nos las terminamos de creer cuando nos dieron una suba impresionante, ni cuando bajamos. A veces fallan y otras tienen la voluntad de condicionar el voto”, explicó a PERFIL la eurodiputada Tania González, de Podemos. Con tan sólo 32 años, comparte bancada con Iglesias en el Parlamento Europeo y cree que el partido registró en el último año un aumento en el porcentaje de sus votos, tanto en las elecciones europeas como en Andalucía, en las autonómicas y en las municipales, donde triunfaron en Madrid de la mano de Manuela Carmena y en Barcelona con Ada Colau.
Pero la supuesta parcialidad de las encuestas no es el único factor que explica el derrumbe de Podemos. “Las disputas internas que tiene el propio partido también han influido. Están saliendo muchas voces críticas con Iglesias y la cúpula, que se quejan de que todo está muy controlado desde arriba. Se está perdiendo la sensación de que es un partido más libre que el resto”, confió un militante de la agrupación de izquierda, quien admitió que “es verdad que ya pasó el boom de Podemos”.
Iglesias ganó hace una semana las elecciones internas con el 93% de los votos. Su figura, sin embargo, ya no es un imán de popularidad para los extrapartidarios. “La gente está cansada de la soberbia que tiene Pablo. Genera rechazo. Ha pasado de ser una figura muy relevante, a ser una figura algo desagradable”, agregó el militante de Podemos, que pidió reserva de su identidad.
Desde la traumática salida de Juan Carlos Monedero –acusado de evasión impositiva tras recibir donaciones del gobierno de Venezuela–, el partido intentó regenar el ímpetu con el que nació a la vida política. Sin embargo, los escándalos se sucedieron: en el congreso fundacional de Vistalegre surgió un sector crítico con la conducción nacional; Podemos se negó a una alianza con Izquierda Unida y abrió un cisma en la izquierda española; y algunos medios de comunicación resaltaron el “populismo” de Iglesias.
Tania González niega que el fenómeno haya pasado de moda y sostiene que no trabajan a partir del “temor a ya no ser”, sino a partir de la ilusión. “El acierto más importante de Podemos es entender que para cambiar las cosas hay que llegar a mucha gente, tener una mayoría. Podemos se ha construido pensando en representar a la mayoría de la ciudadanía española”, afirma la eurodiputada asturiana.
