Bastó que el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva anunciara que su sucesor “sería una mujer”, para que el nombre de Dilma Rousseff se instale en el imaginario colectivo de los brasileños como el de la próxima candidata a la presidencia por el PT (Partido de los Trabajadores). Si llega al Planalto, se convertiría en la tercera mujer Presidenta en la región junto a Michelle Bachelet y Cristina Kirchner.
Hoy jefa de Gabinete del gobierno de Lula y miembro del directorio de Petrobras, su carrera política tiene más de una particularidad.
Durante los años 60, en plena dictadura militar, la actual ministra se sumó a la resistencia y se convirtió en una de las líderes guerrilleras de la época. En el Comando de Libertaçao Nacional, fue conocida con el seudónimo de “Estela” y participó de varias de las operaciones más famosas de la guerrilla, entre ellas, el robo de 2.6 millones de dólares de la caja fuerte del entonces gobernador de Sao Paulo, Ademar de Barros.
Economista de profesión -tiene un master y un doctorado en Política Económica y Monetaria de la Universidade Estadual de Campinas- tiene una larga trayectoria de militancia en el PT. Sin embargo, llegó al Gobierno recién en 1991 cuando se convirtió en secretaria de Energía del gobierno de Alceu Collares, cargo que ocupó hasta 1995 y al que regresó en 1998.
Con la llegada de Lula a la presidencia, en el 2003, pasó a ministra de Minería y Energía hasta que en el 2005 fue ascendida a jefa de Gabinete, tras la renuncia de José Dirceu, acusado de corrupción.
Su participación en Petrobras, como presidenta del junta directiva, cobró especial relevancia el año pasado cuando se descubrió una gran cantidad de petróleo en la plataforma submarina brasileña. Entusiasmada, la ministra afirmó que el país se convertiría en una potencia petrolera “del nivel de Venezuela y Arabia Saudita”.
Exageró un poco, pero lo cierto es que Brasil pasó de albergar sólo el 1% de las reservas mundiales de petróleo a integrar el selecto grupo de países con capacidad para influenciar el precio mundial del codiciado oro negro.
El diario brasileño Valor Económico afirma que Rousseff ya fue designada candidata por el propio Lula y que todo lo que hace o dice está siendo monitoreado por los consejeros políticos del mandatario. La campaña, dice el periódico, ya llegó.