Los sudafricanos estaban ayer a la espera de algún comunicado oficial sobre el estado de salud de Nelson Mandela, que esta semana había pasado de “grave” a “crítico”. Pero la información llegó por otra vía. “En comparación con cómo estaba hace unos días, hay una gran mejoría, aunque clínicamente sigue mal”, declaró su ex esposa Winnie Madikizela a los periodistas reunidos ante la casa que compartió con Mandela en el antiguo gueto negro de Soweto, hoy convertida en museo.
Winnie también pidió a la prensa que “no se deje llevar” por los rumores sobre un supuesto ocultamiento de la situación real de Mandela por parte de las autoridades, y aseguró que el estado del Premio Nobel de la Paz es el que la Presidencia comunica en cada parte médico.
Figura controvertida y destacada de los tiempos de lucha contra el régimen racista del apartheid, Winnie visitó a su ex marido en el hospital de Pretoria donde se encuentra internado. Sus declaraciones a la prensa se produjeron luego de que el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, anunciara el jueves que el estado de Madiba –como se conoce a Mandela en su país– volvía a ser “estable” tras haber pasado una “buena noche” el miércoles.
La tensión creció esta semana, cuando os sudafricanos esperaban con aprehensión noticias de Mandela, que se debatía entre la vida y la muerte el jueves, al día siguiente de una reunión de la familia del expresidente, que rezó con el arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo para que tenga un final de vida “perfecto” y apacible.
“Que tu bendición repose en Madiba ahora y por siempre. Dale, te lo rogamos, una noche tranquila y un buen, perfecto final”, dijo el reverendo Thabo Makgoba, llegado para apoyar a la familia en la clínica de Pretoria donde Mandela lleva hospitalizado más de dos semanas.
El jefe de la Iglesia anglicana de África rezó con Graça Machel, la esposa de Mandela, y familiares, y pidió a Dios que “dé a Madiba la cura”.