La operación de búsqueda internacional del sumergible desaparecido en el Océano Atlántico ingresó a un punto crítico luego de que se terminara el suministro de oxígeno disponible en su interior. Dicha reserva se agotó a las 8:08 (hora de Argentina) de este jueves 22 de junio y con ella se desvaneció la posibilidad de rescatar a sus tripulantes con vida.
El sumergible conocido como "Titán" inicia cada expedición hacia los restos del Titanic con un soporte vital de 96 horas, por lo que en la mañana de este jueves, cuatro días después de que desapareciera con cinco personas a bordo, la búsqueda del mismo entró a su etapa final.
Si bien las autoridades no se han pronunciado al respecto, se especula que el operativo de rescate podría ser levantado en las próximas horas como consecuencia de no haber podido llegar a tiempo.
Una búsqueda "casi imposible"
Si bien este miércoles se detectaron ruidos de golpes en la zona de búsqueda y se alimentó la esperanza de rescatar a los tripulantes vivos, expertos han explicado que la operación es como "encontrar una aguja en un pajar". Además, se detalló que los pasajeros han estado este tipo con "raciones limitadas" de agua y comida.
"Tenemos que mantenernos optimistas y esperanzados", manifestó al respecto en conferencia de prensa el capitán Jamie Frederick, coordinador de respuesta del Primer Distrito de Guardacostas. Al mismo tiempo, sostuvo: "Seguiremos empleando todos los medios de que disponemos para encontrar el Titán y a sus tripulantes".
Actualmente, hay aviones realizando búsquedas desde arriba junto a vehículos operados vía control remoto sondeando bajo el agua. Así, un barco de la Guardia Costera de Canadá se unió a la búsqueda este miércoles, de la misma forma, la Marina estadounidense envió un sistema de elevación especial para extraer objetos pesados que estén sumergidos hasta 6.000 metros de profundidad.
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De todas formas, el sumergible de 6 metros se encuentra extraviado en una zona que, según detalló Frederick, es dos veces más grande que el Estado de Connecticut (es decir, de unos 26.000 kilómetros cuadrados) lo que dificultó que este fuera encontrado antes de que el oxígeno se agotara.
"Va a ser casi imposible. Necesitamos un milagro, pero los milagros ocurren", sentenció en su momento David Gallo, oceanógrafo y experto en búsquedas acuáticas, en diálogo con CNN.
De hecho, luego de que se escucharan ruidos de golpes en la zona de búsqueda, se redirigió la operación al lugar para explorar el origen de los sonidos. Los mismos se detectaron el martes por primera vez cada 30 minutos y luego se repitieron cuatro horas después, según preció un memorando interno del gobierno estadounidense.
Sin embargo, expertos navales continúan analizando las grabaciones de los sonidos captados y aún no se determinó si estos provienen del sumergible desaparecido. Al respecto, el director de formación internacional de la Asociación Nacional de Buceadores de Cuevas, Rick Murcar, explicó que la identificación de los ruidos puede ser algo complejo.
En este sentido, Murcar señaló que las corrientes de agua pueden desviar el sonido, haciendo parecer que este proviene de un punto a kilómetros de distancia de donde realmente se originó.
A su vez, Tom Dettweiler, explorador que participó de la expedición que descubrió los restos del transatlántico en 1985, agregó en diálogo con la CNN: "Lo que hay que hacer es sacarlo a flote lo antes posible, abrir la escotilla y llegar hasta la gente. Desgraciadamente, no se puede subir tan rápidamente cuando está en el extremo de un cable y depende de la velocidad de un cabrestante para subirlo".
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Cabe recordar que el Titán, sumergible de la empresa OceanGate Expeditions, perdió el contacto con su buque nodriza el domingo por la mañana, aproximadamente 1 hora y 45 minutos después de sumergirse para llegar hasta los restos del Titanic en el marco de una excursión que cuesta alrededor de US$ 250.000.
Según trascendió, a bordo de la nave perdida se encontraría Stockton Rush, director ejecutivo y fundador de OceanGate; Hamish Harding, empresario británico; el multimillonario paquistaní Shahzada Dawood junto a su hijo, Suleman Dawood, y el submarinista francés Paul-Henry Nargeolet.
AS/ff