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Perdidos en el Atlántico

Filtran un informe que alertaba sobre el "posible peligro extremo" de viajar en el submarino desaparecido

El reporte había sido creado por el director de operaciones marítimas de OceanGate, donde advertía que su sumergible 'Titán' no estaba equipado con lo necesario para explorar las profundidades del océano.

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Titan | AFP

OceanGate Expeditions, la compañía dueña del submarino que desapareció el domingo en el Atlántico Norte, había sido advertida varias veces sobre los riesgos que implicaba sumergirse a los casi 4.000 metros de profundidad en los que se encuentra el "Titanic". Según documentos, el vehículo podría llegar a sufrir problemas “catastróficos” de seguridad al realizar los viajes hasta los restos del translatlántico que naufragó en 1912.

Si bien la empresa ha hecho expediciones anuales al naufragio desde 2021, ya desde 2018 había sido cuestionada por el peligro que esto conllevaba. El director de operaciones marítimas de ese entonces, llamado David Lochridge, había realizado un reporte de ingeniería indicando los problemas que tenía la embarcación que se estaba desarrollando.

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Según una demanda presentada ese año en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en Seattle, el ingeniero había realizado un informe en el que sostenía que el sumergible necesitaba más pruebas de seguridad ya que los pasajeros podrían verse en peligro cuando se alcanzaran “profundidades extremas”.

La demanda fue realizada ese año por OceanGate, donde acusaban a Lochridge de romper un acuerdo de confidencialidad. A su vez, él presentó una contrademanda alegando que fue despedido injustamente por plantear dudas sobre las pruebas y la seguridad. Finalmente, el caso se resolvió a los meses mediante un acuerdo privado.

 

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David Lochridge, exdirector de operaciones marítimas de OceanGate.

Lochridge advirtió que el Titán no estaba equipado con lo necesario para alcanzar las profundidades donde se encuentran los restos del Titanic. Según mencionó, la pequeña ventana de pasajeros solo estaba certificada para profundidades de hasta 1.300 metros, y la empresa no quería pagar al fabricante para que produjera una para 4.000 metros.

Otra de las preocupaciones del exdirector de operaciones marítimas se centraba en la decisión de OceanGate de confiar la detección de fallos en un control acústico, que consiste en detectar sonidos producidos por el casco bajo presión, en vez de hacer un escaneo del casco. 

“Esto era problemático porque esta clase de análisis acústico sólo identificaría cuando un componente estaba a punto de fallar -a menudo, milisegundos antes de una implosión- y no detectaría fallos existentes antes de someter el casco a presión”, explicó en la contrademanda.

Además, sostuvo que la empresa le dijo que no había equipamiento que pudiera hacer esas pruebas en un casco de fibra de carbono de 12,7 centímetros de grosor. Finalmente, enfatizó en que estas decisiones “someten a los pasajeros a posibles peligros extremos en un sumergible experimental”. 

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Para defenderse de las acusaciones, OceanGate indicó en su demanda contra Lochridge que él “no es ingeniero y no fue contratado ni encargado de realizar servicios de ingeniería sobre el Titán”. 

Además, alegaron que fue despedido tras negarse a aceptar las garantías del ingeniero jefe sobre que el control acústico y el protocolo de pruebas era un sistema mejor para detectar cualquier fallo, más de lo que sería un escáner, según los documentos.

OceanGate también afirmó que Lochridge “deseaba ser despedido” y que había compartido información confidencial con otros y borrado un disco duro de la empresa. 

El director general de OceanGate, Stockton Rush, uno de los actuales desaparecidos en el submarino, indicó en una conferencia que habían cambiado el casco sumergible por otro construido por un proveedor espacial. El cambio se realizó en 2020/2021, por lo que no sería el mismo que se mencionaba en la demanda.

 

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Stockton Rush, director general de OceanGate y uno de los desaparecidos en el submarino.

El 2018 no fue un buen año para OceanGate, ya que por esa época también recibieron advertencias provenientes de la Marine Technology Society, que se describe a sí misma como “un grupo profesional de ingenieros oceánicos, tecnólogos, legisladores y educadores”. 

A través de una carta enviada al director general, la asociación sostuvo que era crucial que la empresa sometiera el prototipo de Titán a ensayos supervisados por un experto ajeno a la compañía antes de ponerlo en funcionamiento, para salvaguardar a sus pasajeros.

El texto, reportado por The New York Times, decía que los miembros de la estaban preocupados de que "el enfoque experimental actual adoptado por OceanGate podría tener resultados negativos (desde menores hasta catastróficos) que tendrían graves consecuencias para todos en la industria".

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A pesar de ello, Rush se negó abiertamente a someter al submarino a un proceso de inspección independiente. Incluso, en una entrevista de 2019 con la revista Smithsonian, el directivo se quejó de que el enfoque de la industria estaba sofocando la innovación

“No ha habido un herido en la industria de sumergibles comerciales en más de 35 años”, dijo. “Es obscenamente seguro porque tenemos todas estas normas. Pero tampoco ha innovado o crecido, porque tienen todas esas normas”.

Las pocas medidas de seguridad también llevaron a que el submarino no obtenga las aprobaciones necesarias. El documento creado por la compañía para que firmen los viajeros antes de sumergirse señala: “Este buque experimental no ha sido aprobado ni certificado por ningún organismo regulador y podría provocar lesiones físicas, traumas emocionales o la muerte”.

rv / ds