INTERNACIONAL
sería el 14 de diciembre

Qué escenario político proyectan los sondeos para un balotaje que aparece como inevitable

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División. La derecha aparece como firme candidata si finalmente se llega a una segunda vuelta. | afp

Los analistas chilenos y las últimas encuestas disponibles antes de la veda coinciden en que la segunda vuelta, programada para el 14 de diciembre, será una nueva elección marcada por la polarización y, otra vez, por la movilización del votante obligado.

Las proyecciones apuntan a que, aunque Jeannette Jara (Oficialismo/Izquierda) puede obtener la primera mayoría en la primera vuelta, el sector de derecha liderado por José Antonio Kast y Evelyn Matthei se imponen de manera contundente en casi todos los escenarios de balotaje. Esto se debe al alto “antivoto” que arrastra la candidatura oficialista.

Jara vs. Kast. Este escenario, por el que se inclinan las encuestas, es el más divisivo y el que genera mayor movilización por el temor al extremo opuesto (voto útil o “voto del miedo”).

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La mayoría de los sondeos en ese sentido mostraban a Kast superando a Jara con una ventaja considerable. Algunos le daban al derechista un 56% sobre el 43% de Jara.

Justifican el resultado en el hecho de que la gran masa de electores que proviene del nuevo sistema de voto obligatorio (jóvenes, clases populares), y que en primera vuelta usarían su sufragio como castigo al statu quo, se consolidaría contra Jara en un supuesto balotaje.

El electorado de centro y de centroderecha que haya votado por Matthei o Franco Parisi en primera vuelta se volcaría masivamente hacia Kast, impulsado por el deseo de “orden y seguridad”, y por el rechazo al Partido Comunista (partido de Jara).

La clave está en que la derecha puede lograr la cohesión en torno a la opción que mejor encarna el “rechazo a la izquierda”, sumando al voto pragmático de los sectores populares.

Jara vs. Matthei. Los analistas sostienen que si Evelyn Matthei logra capitalizar el voto de centro y el descontento moderado, pasando a segunda vuelta en lugar de Kast, el escenario cambia drásticamente.

En este caso, Matthei obtendría una victoria más amplia frente a Jara (algunas encuestadoras arriesgan un 61% a 39%.

Matthei es la opción predilecta para el votante obligado que, si bien quiere cambio, huye de la polarización y de las posturas radicales (evitando a Kast).

Se considera que en este caso Matthei logrará sumar, además del voto de la derecha tradicional, el de los centristas y moderados que rechazan a la izquierda, pero que podrían haberse abstenido o votado nulo ante un escenario Kast-Jara.

Aquí, la clave es que Matthei logre presentarse como la candidata de la institucionalidad y el cambio sin sobresaltos, atrayendo al votante joven y pragmático que busca estabilidad.

El desafío de Jara. El principal problema de la candidatura oficialista es el alto antivoto o rechazo que en algunos sondeos alcanzaba el 44%. Este rechazo es muy difícil de revertir en una segunda vuelta, donde el votante indeciso y el recién obligado a votar suelen inclinarse por la opción que no representa la continuidad o que genera menos aversión.

Para ganar el balotaje, Jara necesitaría movilizar la abstención histórica de la izquierda, atraer a los votantes obligados que rechazan visceralmente a Kast y a Matthei, pero que no se sienten motivados por la izquierda tradicional.

También, explican los politólogos, lograr un giro discursivo que la posicione como una socialdemócrata más que como una representante del Partido Comunista, para atraer a los votantes de centro y aquellos preocupados por la economía y la seguridad.