Rania de Jordania, de visita en la Argentina, nació en Kuwait 38 años atrás. Hija de padres palestinos, asistió, sin embargo, a un colegio inglés y luego cursó la carrera de Administración en la American University de El Cairo, la capital egipcia.
Tras graduarse, trabajó para Citybank y para Apple, separándose de manera evidente del estereotipo de mujer árabe sometida y sin aspiraciones profesionales. Eventualmente, cursó un posgrado en Geneve, Suiza, adonde también se destacó.
Conoció a quien sería su esposo, en ese entonces príncipe Abdallah bin Al-Hussein, en una fiesta en enero de 1993. Ella tenía 23 años y el príncipe, 29. Dos meses después anunciaron su noviazgo y, en junio de ese mismo año, se casaron.
Su marido asumió el cargo de rey en 1999 tras la muerte de su padre, quien lo nombró Príncipe Sucesor, en reemplazo de su hermano Hasan. La decisión del rey Hussein causó cierto revuelo en Jordania ya que Abdallah era hijo de madre británica (segunda esposa del rey) y muchos jordanos consideraban inadecuado que ocupase el trono Hashemita (sobre todo porque quienes lo ocupan descienden directamente de Mahoma).
De todas maneras, Abdallah fue designado rey y, un mes después, nombró reina a su esposa Rania, quien desde entonces se convirtió en emblema de la lucha por los derechos de las mujeres y los niños.
Mediática como pocas, Rania tiene su propia página de internet en la que, aparte de sus actividades oficiales, da a conocer su trabajo filantrópico. Actualizada casi minuto a minuto, hoy muestra a la reina en El Caminito del barrio de la Boca.
En el 2006, apareció en el programa de la periodista estadounidense Oprah Winfrey y habló sobre las ideas equivocadas que Occidente tiene sobre el Islam. Las revista Forbes la tiene entre las 100 mujeres más poderosas del mundo y su nombre figura también en varios ránkings de belleza. Fue elegida, en varias ocasiones, como la monarca más elegante.
El matrimonio tuvo cuatro hijos: Hussein (que hoy tiene 14 años), Iman (12), Salma (8) y Hashem (3).
Otra de las mujeres de la monarquía hachemita que acapararon miradas por su belleza y glamour fue la reina Noor, una arquitecta estadounidense de padre árabe y madre sueca, que se casó en 1978 con Hussein, rey y padre de Abdallah. Si bien la corona está hoy a cargo de su hijastro, sigue hoy ocupándose de actividades benéficas y también cuenta con una actualizada página web.