Agencias
Concluidas las dos convenciones que proclamaron sus candidaturas, Hillary Clinton y Donald Trump entraron ayer formalmente en la última etapa de la campaña electoral para las elecciones del 8 de noviembre, con dos mensajes claros y contrapuestos: de esperanza y experiencia para ella, de presente sombrío y audacia para él.
Las dos convenciones mostraron las realidades contrapuestas de los candidatos y de sus partidos. Los republicanos dejaron en claro su profunda división y la falta de apoyo de sus líderes a Trump, que junto a su familia fue el protagonista excluyente del cónclave.
Por su lado, los demócratas morigeraron en parte la disidencia de los seguidores de Bernie Sanders y mostraron a un partido fuertemente encolumnado detrás de su candidata, que estuvo arropada por políticos, líderes sociales y una constelación de celebridades.
En su discurso de aceptación de la histórica candidatura –primera de una mujer de uno de los principales partidos norteamericanos– Clinton no escondió que “hay mucho por hacer”, y apuntó que “hay mucha desigualdad, poca movilidad social, mucha parálisis en Washington y muchas amenazas tanto internas como en el exterior”.
Sin embargo, buscó diferenciarse del panorama de caos y miedo que Trump viene machacando en sus discursos, al sostener que el país vive un presente de “muerte, destrucción, terrorismo y debilidad”.
“Estados Unidos tiene la gente más dinámica y diversa en el mundo. Tenemos los jóvenes más tolerantes y generosos que jamás hemos tenido”, así como “valores duraderos: libertad e igualdad, justicia y oportunidad”, dijo la ex primera dama y senadora.
Campaña. Superado el frente interno, ambos candidatos se lanzaron a una frenética actividad con vistas a noviembre.
Hillary y su vice, Tim Kaine, comenzaron un apretado “tour” electoral en un bus por Pennsylvania y Ohio con el objetivo de seducir al electorado de esos dos estados, en los que el duelo republicanos/demócratas es muy reñido. Pennsylvania y Ohio le permitieron a Bill Clinton ganar las elecciones en los años 90, gracias al apoyo de una parte del electorado clave de los dos estados, integrado por hombres blancos.
Trump se ha concentrado en preparar a su equipo e intenta seducir al “pueblo” progresista de Sanders.
Su vice, Mike Pence, está a su vez en su estado, Indiana, que recorre a bordo de una Harley Davidson junto a otros cien motociclistas.