Al menos 21 personas murieron y decenas resultaron heridas ayer en dos bombardeos en la región de Odesa, un puerto ucraniano del mar Negro, denunciados por el presidente Volodímir Zelenski como un ataque “deliberado” de las fuerzas rusas.
Los misiles impactaron en un edificio de apartamentos y en un centro recreativo de Bilhorod-Dnistrovsky, unos 80 kilómetros al sur de Odesa.
El balance de muertos “se elevó a 21”, incluyendo un niño de 12 años, dijo Sergéi Brachuk, subjefe del distrito de Odesa, quien previamente había señalado 19 decesos.
Los servicios de emergencia precisaron que 16 personas murieron en el edificio y cinco en el centro recreativo y que ambos ataques dejaron al menos 39 heridos.
Brachuk indicó que la incursión fue llevada a cabo por dos aviones procedentes del mar Negro, que dispararon misiles “muy pesados y muy potentes”.
“Se trata de un ataque selectivo y deliberado de Rusia, un acto de terror ruso contra nuestras ciudades y pueblos, contra nuestra población, adultos y niños”, denunció Zelenski.
“Inhumanos”. Alemania tachó de “inhumanos” los ataques, que ocurrieron unas horas después de que los jefes de Estado y de Goberno de la OTAN reafirmaran en Madrid su apoyo a Ucrania. “Esto nos muestra una vez más, de forma cruel, que el agresor ruso acepta deliberadamente la muerte de civiles”, declaró el portavoz del gobierno alemán, Steffen Hebestreit.
El mar Negro ha sido teatro de duras batallas desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero.
El jueves, las fuerzas rusas se retiraron de la isla de las Serpientes, un punto estratégico por su proximidad con las rutas marítimas que llevan a Odesa. Las tropas rusas la habían ocupado en los primeros días de la guerra tras vencer una enconada resistencia y su partida, dijo Zelenski, “modifica considerablemente la situación en el mar Negro”.
El repliegue “todavía no garantiza seguridad, no garantiza que el enemigo no regrese. Pero limita considerablemente las acciones de los ocupantes”, agregó.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó que la salida de la isla fue un “gesto de buena voluntad” para demostrar que Moscú no interfiere en los esfuerzos de la ONU de facilitar las exportaciones de granos ucranianos.
En tiempos de paz, Ucrania era un importante exportador de productos agrícolas, pero la invasión rusa dañó tierras de cultivo y sus puertos fueron tomados, destruidos o bloqueados. Esa situación, junto a las sanciones occidentales contra Rusia, provocaron una escalada de precios de los alimentos y de la energía en todo el mundo.
Las potencias occidentales acusan al presidente ruso, Vladimir Putin, de aprovecharse de las cosechas ucranianas para presionar a la comunidad internacional y de robar grano.
Reformas anticorrupción. Zelenski celebró un “nuevo” capítulo de la “historia”, después de que Ucrania fuera admitida como candidata para adherir a la Unión Europea (UE). “Nuestro camino hacia la adhesión no debería durar décadas. Deberíamos recorrer este camino rápidamente”, declaró el mandatario ante el Parlamento ucraniano.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que la adhesión estaba “al alcance”, pero instó a Ucrania a seguir adelante con las reformas anticorrupción.
Zelenski reclama más armas y ayuda occidentales. Noruega, quien no es miembro de la Unión Europea, anunció que donará mil millones de dólares a Kiev, escalonados en dos años, para “ayuda humanitaria, reconstrucción del país, armamento y apoyo al funcionamiento de las instituciones ucranianas”.
Durante la cumbre de la OTAN de esta semana, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció un nuevo paquete de ayuda militar de 800 millones de dólares, que incluirá armas de artillería de gran poder como las que las Fuerzas Armadas de Kiev piden para enfrentar la ofensiva rusa.
“Bombardeos día y noche”. Los bombardeos rusos prosiguen en todo el país y un funcionario de la ONU indicó el jueves que 16 millones de ucranianos enfrentan necesidades de ayuda humanitaria.
Cuatro personas murieron y tres resultaron heridas en bombardeos en dos distritos del noreste en las últimas 24 horas, dijo en Telegram el jefe del distrito de Járkov, Oleg Synegubov.
En Mikolaiv, en el sur, los socorristas encontraron los cuerpos de siete civiles entre los escombros de un edificio destruido.
Y Lysychansk, en el este, vive un bombardeo constante. “No tenemos electricidad ni gas desde hace ya tres meses”, dice Liudmila, una habitante de la localidad. Hay “bombardeos día y noche”, agrega,
La situación en esta ciudad, la última gran urbe que Rusia intenta tomar en la región de Lugansk, es “extremadamente difícil” e imposibilita evacuar a los civiles, dijo el jueves el gobernador regional, Serguei Gaidai.