Agencias
Rusia tildó ayer de “especulaciones” las hipótesis sobre las causas de la caída de un avión ruso en Egipto, mientras que el gobierno de Abdel Fatah al-Sisi se quejó por la decisión británica de suspender los vuelos al Sinaí. El entredicho diplomático llegó un día después que los Estados Unidos y Gran Bretaña afirmaran que el siniestro podría haber sido provocado por la explosión de una bomba. Estado Islámico se adjudicó el supuesto ataque, que el Kremlin primero desmintió, para luego cambiar de parecer y divulgar que está “abierto a todas las hipótesis”.
“Cualquier versión sobre lo que pasó y las razones por las que pasó sólo puede presentarse en el marco de la investigación. Todavía no hemos oído ningún anuncio”, dijo el vocero del presidente Vladimir Putin, Dmitri Peskov. “Ninguna hipótesis puede excluirse”, agregó el funcionario ruso.
Tras mantener una reunión bilateral con David Cameron, el presidente egipcio no escondió su malestar por las dudas británicas sobre la seguridad en su país. “Hace diez meses, los mismos servicios de inteligencia de Su Majestad consideraron ‘seguro’ el aeropuerto que actualmente objetan”, disparó Al-Sisi. Por su parte, el ministro egipcio de Aviación Civil, Hosan Kamal, informó que los investigadores “no tienen todavía pruebas ni datos que confirmen la hipótesis” de la explosión de una bomba en el avión.
En una conferencia de prensa conjunta, el premier británico defendió la suspensión de las conexiones aéreas con Sinaí, aunque abogó por “trabajar juntos” para resolver las amenazas a la seguridad aérea. Además, prometió llamar al presidente ruso, Vladimir Putin, “para discutir esto con él”. El miércoles, Londres había ordenado la evacuación de 20 mil turistas de Sharm el Sheij, el balneario egipcio del que salió el avión de la tragedia.
¿Atentado? Por su parte, el gobierno de los Estados Unidos reiteró ayer la posibilidad de que el avión ruso estrellado el sábado pasado haya sufrido un atentado. “No podemos excluir ninguna hipótesis, incluso la del terrorismo”, afirmó el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest.
Estado Islámico se adjudicó la caída del Airbus A321, una tragedia que causó la muerte de 224 personas. Tras la caída de la aeronave, Moscú y El Cairo negaron esa hipótesis, que, sin embargo, fue nuevamente sostenida en las últimas horas por Washington y Londres. Según la inteligencia estadounidense, una bomba colocada en una valija o bolso de mano habría provocado la caída del avión, que no dejó sobrevivientes.