El presidente de la China Hu Jintao estuvo en Washington para una visita oficial durante toda esta semana. El mandatario asiático participó en una continua agenda de encuentros y agasajos que, como era de esperar, generaron luego de su partida una nube de críticas y comentarios.
Particularmente, y fuera de algunas reuniones esperadas con banqueros, empresarios y lobbistas, la Casa Blanca organizó una velada en su honor con música de Jazz hasta altas horas de la noche del pasado miércoles. En la mañana ya lo habían recibido también en la Casa Blanca, y luego en el Departamento de Estado, en cuyos lujosos salones Hillary Clinton invitó a la comitiva china a un frugal almuerzo en el que inclusive tocó su violonchelo el gran virtuoso norteamericano de ascendencia china, Yo-Yo Ma.
Pero a horas de haber despedido Obama a su invitado, pocos se callaron. El miércoles mismo los conservadores comenzaron a criticar al Presidente norteamericano por haber sido demasiado “laxo” con su ilustre visitante. Algunos inclusive tuvieron actitudes inverosímiles como el comentarista radial Rush Limbaugh (líder en audiencia conservadora) que imitó y se río de la manera de hablar del líder chino: “Hintao empezó con ese ching-chong, ching-chong, ching-chong, por lo menos lo hubieran traducido correctamente” dijo el animador, palabras que inmediatamente generaron una repulsa de la comunidad china en Estados Unidos, por irrespetuosas.
Pero no fue el único. Ayer la cadena CNN entrevistó a Donald Trump, el mediático millonario conocido por grandes emprendimientos inmobiliarios y casinos: “Esto de hacer cenas para gente que manipula su moneda para fundirnos no se puede creer” dijo Trump. “China es el enemigo. Se ríen de nosotros. Deberíamos ya mismo gravarles todas las importaciones de sus productos con un 25 % de tasa. Con esa plata le pagaríamos la inmensa cantidad de dinero que le debemos. Esta gente copia todo lo que hacemos, nos compiten deslealmente y nos viene a decir ahora que van a comprar 200 aviones, eso no es nada comparado con todo el daño que hacen manipulando su moneda. Esta gente no entiende lo que significa ser bueno con ellos. Hay que decirles que les suspendemos las compras”. Gran parte de lo que dice Trump podría tener lógica si por ejemplo se considera que China le vende a EE.UU. cuatro veces más de lo que importa, generándole un déficit de balanza de 250 mil millones de dólares anuales, gracias a una “guerra de monedas” en la cual EE.UU. es el claro perdedor.
Parodiando a la cadena Fox, el animador Stephen Colbert dijo no entender cómo Obama hacía semejante fiesta para un acreedor al cual se le deben un trillón de dólares. “Lo que el chino no sabe es que finalmente él mismo está pagando toda la fiesta”, dijo el conductor de uno de los programas más vistos por los opositores a Obama.
En la cena de gala participaron muchos CEO’s de grandes empresas norteamericanas interesadas en colocar productos en el gigante asiático, entre ellas Microsoft, General Electric, Motorola, Intel y por supuesto la Boeing. Muchos notaron en la lista de invitados que no había nadie de la Google, empresa que sufrió la censura en China.
Frente a los periodistas Obama criticó las políticas de Derechos Humanos en China y abogó por una apertura de mercados. “Queremos venderles todo tipo de productos y esperamos que se terminen las barreras de entrada en China” dijo el presidente Obama. Pero pocos le creyeron al líder chino en Estados Unidos. Según Trump: “Es imposible competir con ellos. Yo si fuera presidente de EE.UU. hubiera presionado a los chinos a cerrar un acuerdo, y en vez de tantas cenas de gala, lo hubiera invitado a comer en Mc Donalds”.
Entre las figuras conocidas que asistieron a la velada de los Obama con Hintao también hubo sorpresas, como ser la presencia de la famosa cantante Barbara Streisand, quien tomó con humor el hecho de que la hayan invitado. Consultada de la razón atinó a decir a la prensa: “Quizás es porque de joven trabajé en un restaurante chino”.
Hintao estuvo ayer jueves por la mañana en el Capitolio donde también recibió críticas por su trato a los tibetanos, y luego partió a su segunda escala en Estados Unidos, la ciudad de Chicago, donde lo recibió el Alcalde de la ciudad rodeado de varios empresarios locales interesados en el mercado asiático.
(*) Especial para Perfil.com.