El escritor chileno Luis Sepúlveda adelantó que celebrará con champaña la muerte del ex dictador Augusto Pinochet, quien fue hospitalizado el domingo pasado en Santiago con un cuadro de infarto de miocardio, de alto riesgo para una persona de 91 años.
Sepúlveda está radicado desde hace años en España y escribe una columna de opinión en el diario "La Nación" de la capital chilena, en la que afirma que se enteró por llamados de amigos sobre los problemas de salud de Pinochet y que le dijeron: "Prepara las copas".
El escritor señaló que cada vez que "algún miserable" fallece, abre una botella de buen vino. Pero aclaró que "para el sátrapa, para el asesino, el cínico ladrón, el cobarde, el traidor de Pinochet, tengo dispuesta una botella de Dom Perignon. Es un reserva especial y me la obsequió con ese fin mi querido amigo Vittorio Gassman. 'Confío en que la bebamos juntos', me dijo en esa ocasión. Y así será, porque en mi casa hay una copa con su nombre grabado", según publicó la agencia DPA.
Sepúlveda agregó que: "Desde la radio, una voz dice que el tirano está francamente mal, y que al parecer esta vez la Parca se lo llevará al infierno de los indignos, aunque los chilenos desconfiamos de todas y cada una de las repentinas enfermedades que lo acometen cada vez que debe enfrentarse a la Justicia".
Aunque está en medio del proceso de creación de otra novela, el literato afirma que quisiera estar en Chile para "compartir la alegría de saber que por fin se acaba la odiosa presencia del cobarde que mutiló nuestra vidas, que nos llenó de ausencias y cicatrices".
"Pinochet no sólo traicionó al gobierno legítimo que lideraba Salvador Allende, traicionó un modelo de país y una tradición democrática que era nuestro orgullo. Pero además traicionó a sus propios camaradas de armas al negar que las órdenes de asesinar, torturar, hacer desaparecer a miles de chilenos, las daba él, personalmente y día tras día", escribió.
"Y como si no bastara, traicionó a sus seguidores de la derecha chilena al robar sin medida y enriquecerse junto a su mafioso entorno familiar. Muere simulando una locura que le permite hasta el último minuto hacer cheques, transacciones internacionales para esconder la fortuna que robó a los chilenos. Muere administrando su botín de guerra y con la complicidad de una Justicia chilena sospechosamente lenta", afirmó Sepúlveda.
"Deja de respirar un aire que no le pertenece, de habitar en un país que no merece, entre ciudadanos que por él no sienten más que asco y desprecio. Pero muere, y eso es lo que importa", agregó el periodista y literato.
" Antes de volver a mi novela, abro la nevera y palpo el frío de la botella. Luego dispongo las copas con los nombres de mis amigos que no están, de mis hermanos que defendieron La Moneda, de los que pasaron por los laberintos del horror y no hablaron, de los que crecieron en el exilio, de los que dieron todas las batallas hasta derrotar al miserable que nos ensombreció la vida durante 16 años pero no nos quitó la luz de nuestros derechos. Con todos ellos brindaré con alegría por la muerte del tirano", sentenció.
Luis Sepúlveda, nacido en Ovalle el 4 de octubre de 1949, fue un decidido partidario de Salvador Allende y por ello estuvo detenido por dos años y medio en la ciudad de Temuco, donde fue torturado y vejado.
En junio de 1976, el autor salió de la prisión y partió al exilio. Su pasaporte quedó estampado por la dictadura con una "L", que le impedía volver a Chile. Por lo anterior, se dedicó a viajar. En esas circunstancias escribió sus libros, que le han valido galardones como el Premio Rómulo Gallegos de novela 1978. Entre sus obras figuran "Mundo del fin del mundo", "Nombre de torero", "Patagonia Express" e "Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar".