INTERNACIONAL
Estaba investigando torturas

Siguen la pista chechena en crimen de la periodista

Politkovskaya había escrito artículos en los que denunciaba crímenes de políticos y de las fuerzas de seguridad chechenas. La mataron de cuatro tiros.

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Frente a la vivienda de Politkovskaya se colocaron flores y velas | AFP
El fiscal general de Rusia, Yuri Chaika, tomó ayer en sus manos las investigaciones por el asesinato de la periodista crítica con el gobierno Anna Politkovskaya, caso en el que se está siguiendo entre otras una "pista chechena", según la agencia de noticias Interfax.

La periodista, asesinada el sábado de cuatro balazos, había escrito muchos artículos en los que denunciaba crímenes de políticos y de las fuerzas de seguridad chechenas.

Politkovskaya, que apareció muerta en su casa de Moscú, estaba preparando un artículo sobre las torturas sistemáticas en Chechenia, según informó ayer el diario Nóvaya Gazeta, donde ella trabajaba desde 1999.

"Por ahora aún no tenemos las notas en nuestras manos, pero sabemos que hay testimonios y fotografías", adelantó Vitali Yaroshevski, redactor jefe del periódico quien también confirmó que por estos días la policía analiza el disco rígido de su computadora para ver el material en el que estaba trabajando para el artículo.

Fuentes de la investigación indicaron que tampoco descartan una venganza de miembros del aparato de seguridad ruso, informó la agencia de noticias DPA, ya que los descubrimientos de Politkovskaya hicieron que varios oficiales fuesen acusados.

Frente a la vivienda de Politkovskaya numerosas personas colocaron flores y velas mientras el presidente checheno, Alu Aljanov, aseguró que el crimen es muy inquietante.

Politkovskaya tenía "su propia visión sobre la operación antiterrorista en Chechenia", pero ese era su derecho, se preocupaba por "el destino del país, los derechos de los ciudadanos, de cada persona individual", afirmó el mandatario a la agencia Interfax.

La Asociación de Periodistas rusa pidió un rápido esclarecimiento del asesinato. También Estados Unidos, Suecia, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el Consejo de Europa y Amnistía Internacional manifestaron su profunda preocupación.