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Brasilia
Tras el comienzo de la emisión de los avisos publicitarios en radio y televisión, la campaña en Brasil se recalentó esta semana, luego de la irrupción de Marina Silva en la carrera hacia el Palacio del Planalto, en reemplazo del fallecido Eduardo Campos. Con un salto en las encuestas desde el tercero al segundo lugar, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) fue apoyada por el mayor banco privado del país y gran parte del sector financiero. Sin embargo, esas adhesiones no contuvieron la fuga de altos dirigentes de la agrupación, que anunciaron que no respaldarán la campaña de la líder ambientalista.
El “huracán” Silva, como fue calificada por la prensa local, fue proclamada candidata el miércoles pasado. Sólo dos días después, causó un tembladeral en el sistema político, debido a su claro perfil opositor al gobierno de Dilma Rousseff.
Ese perfil “antidilmista” le valió el aval del Banco Itaú, la mayor institución financiera privada del país. Maria Alice Setúbal, miembro de la dinastía propietaria de la institución, declaró el viernes que si su “amiga” Marina era electa en los comicios de octubre, el próximo gobierno impulsaría la independencia absoluta del Banco Central y que ejecutivos del mercado financiero integrarían el equipo de campaña.
“Estas promesas venidas de boca de quien vienen no hacen más que ofrecer un respaldo robusto a Marina de parte del sector financiero”, consignó el diario Folha de Sao Paulo. Pese a que Silva se afianza como una dirigente amparada por el establishment, parte del PSB adelantó que no representa sus ideales. “Mis relaciones con esa señora se cortaron. Lo que quiero es estar lejos de ella. Ella no manda en el partido, que vaya a dar órdenes a la Red de Sustentabilidad”, lanzó esta semana Carlos Siqueira, secretario general de la agrupación, al renunciar a la coordinación de la campaña.
Pese a esas críticas, Silva despegó en las encuestas, alcanzando el 21% de las intenciones de voto, y dejando a Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en un tercer lugar. Según divulgó el lunes Datafolha, Rousseff seguiría en un primer lugar, con 36% de los respaldos, pero sin los apoyos necesarios para triunfar en primera vuelta. El Panorama Político semanal del diario O Globo informó el viernes que varias encuestas reservadas, realizadas el jueves pasado coinciden en que Silva se afianzó como segunda. Ante esa novedad, el postulante de centroderecha Neves convocó a una reunión de urgencia a sus principales asesores, quienes acordaron seducir a líderes socialistas disgustados con Marina.
Rousseff, en tanto, defendió este fin de semana los programas sociales impulsados por el Partido de los Trabajadores (PT) en los últimos doce años, al tiempo que insinuó que la oposición cancelaría esos planes. Según la mandataria, los candidatos que prometen bajar la inflación –prevista por el Ejecutivo en 4,5% anual– tendrán que “hacer recortes en los gastos sociales”. Los dardos fueron dirigidos a Silva, ya que su vocero había adelantado que la meta de inflación de su eventual gobierno estaría en el 3%.
Además, Rousseff cuestionó a los medios de comunicación por titular con el alza de los precios.