Desafiante y explosivo, el empresario Joesley Batista, que delató al presidente Michel Temer, embistió nuevamente contra el mandatario, al acusarlo de ser el “jefe de la organización criminal más peligrosa de Brasil”. En el último número de la revista Epoca, que salió ayer a la venta, el dueño del frigorífico JBS disparó con munición gruesa: “Quienes no están presos, están hoy en el palacio presidencial del Planalto. Esa pandilla es muy peligrosa. Nunca tuve el valor para enfrentarlos”.
Involucrado en las operaciones Lava Jato y Carne Débil, Batista aceptó colaborar con las autoridades a medida que las indagatorias comenzaban a cercar sus negocios. Al acordar la delación premiada con la Procuraduría General de la República (PGR), aportó un audio grabado durante un encuentro con el jefe de Estado en el que le pediría que siga comprando el silencio del ex diputado aliado Eduardo Cunha, detenido por el juez federal Sérgio Moro.
En la entrevista, explicó que se aproximó al presidente en 2009 para conseguir favores políticos que beneficiaran el crecimiento de sus negocios. “Desde que conocí a Temer comenzó a pedirme dinero para financiar sus campañas. No es muy ceremonioso a la hora de tratar ese asunto”, afirmó. “Nunca tuvimos una relación de amistad. Siempre fue una relación institucional. El me veía como un empresario que podía financiar sus campañas y organizar esquemas que darían lugar a sobornos”, agregó.
En sus confesiones reveló que pagó decenas de millones de dólares en sobornos para alimentar las cajas negras de partidos políticos de todos los colores, incluyendo al PMDB de Temer. Al hablar sobre el oficialismo, Batista dio nombres de los que él considera integrantes de una “organización criminal”. Afirmó que el líder es el presidente y sus integrantes son el ex presidente de la Cámara de Diputados, Cunha; los ex funcionarios Geddel Vieira Lima y Henrique Eduardo Alves; y los actuales ministros de la Presidencia Eliseu Padilha, y de la Secretaría General de la Presidencia, Wellington Moreira Franco. “Si usted baja la guardia, ellos no tienen límites. Entonces mi convivencia fue siempre manteniendo la media distancia: ni dejándolos demasiado cerca ni demasiado lejos. Para que no armaran algo en contra mía”, aseguró.
Según Batista, Temer, Cunha y su asesor Lúcio Funario lo llamaban frecuentemente para pedirle dinero. “Necesito viajar, usted tiene un avión, me lo presta”, le habría pedido por teléfono el presidente, quien admitió haber utilizado una aeronave, pero sostuvo que no sabía que era del empresario delator.
El empresario dijo ser “rehén” de los dos detenidos, quienes le pedían dinero para no denunciarlo ante las autoridades. “Joesley, están queriendo abrir una CPI –comisión investigadora en el Congreso– contra JBS para investigar los créditos del BNDES. Hagamos lo siguiente: usted me da 5 millones de reales y yo cierro la CPI”, le habría exigido Cunha en uno de esos diálogos.
Confesión. El magnate de 44 años desencadenó un sismo político a mediados de mayo al entregar la grabación, que precipitó la apertura de una investigación contra el presidente por obstrucción a la Justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita. A partir de ese momento se multiplicaron las protestas para que Temer renuncie, pero el presidente rechazó las acusaciones y se aferró al poder.
Pero no todos los dardos fueron para Temer. Batista también apuntó al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores, quienes “institucionalizaron” la corrupción en Brasil. Y narró cómo el PSDB de Aécio Neves, investigado por recibir sobornos de JBS, “compraba” partidos minoritarios para incorporarlos en su alianza electoral en las presidenciales de 2014. Ahora, la Corte Suprema podría incorporar la entrevista a la causa que abrió contra Temer.