La guerra dialéctica y retórica entre Estados Unidos y China por el brote de coronavirus amenaza con pasar a un nuevo nivel. La Casa Blanca presiona a los servicios de inteligencia de su país para culpar a Beijing por la pandemia, justo cuando ambos países están enzarzados en una disputa hegemónica global y cruzan acusaciones por sus responsabilidades en la propagación del Covid-19.
Según informó The New York Times, analistas de inteligencia están preocupados por la presión del gobierno de Donald Trump para buscar información que sostenga la hipótesis del “diseño” del virus en un laboratorio de Wuhan. “A algunos analistas de inteligencia les preocupa que la presión de los funcionarios de la administración distorsione las evaluaciones sobre el virus y que pueda utilizarse como arma política en una batalla cada vez más intensa con China por una enfermedad que ha infectado a más de tres millones de personas en todo el mundo”, sostiene el artículo.
Trump llamó en decenas de ocasiones al brote un “virus chino”, acusando a Beijing por ocultar información y, luego, alentando las versiones del laboratorio de Wuhan, que fueron desmentidas por infectólogos y los propios servicios estadounidenses. “La mayoría de los organismos de inteligencia siguen siendo escépticos en cuanto a la posibilidad de encontrar pruebas concluyentes de un vínculo con un laboratorio, y los científicos que han estudiado la genética del coronavirus dicen que la probabilidad abrumadora es que saltó de animal a humano en un entorno no de laboratorio, como fue el caso del VIH, el Ébola y el SRAS”, agrega el diario.
El ambicioso plan de Trump para acelerar la vacuna contra el COVID-19
No es la primera vez que los servicios de inteligencia son instrumentalizados políticamente en los Estados Unidos. En 2003, informes de la CIA alertaban que Irak supuestamente poseía armas de destrucción masiva, información que fue el justificativo para la invasión ordenada por el ex presidente George W. Bush y que, luego, demostró ser falsa.
El gobierno de Xi Jinping salió con los tapones de punta a oponerse a una investigación internacional sobre el origen del coronavirus. El viceministro de Relaciones Exteriores, Le Yucheng, aseguró que China se opone a “acusaciones infundadas”. “Somos cándidos y estamos abiertos. Apoyamos los intercambios profesionales entre científicos, incluidos aquellos que sirven para revisar y resumir experiencias. Sin embargo, nos oponemos a una investigación politizada con el propósito de estigmatizar a China”, aseveró.
Mientras dirigentes de otros países y académicos de las relaciones internacionales piden cooperación entre las dos superpotencias para enfrentar la pandemia, la Casa Blanca y Beijing están enfrascadas en una disputa por determinar cuál de los dos países reaccionó mejor o peor frente al brote y cuál tiene la culpa por la crisis sanitaria global.
Estados Unidos reportó, hasta el momento, más de un millón de infectados y 61 mil muertos por coronavirus. China, en tanto, informó 83 mil contagios y 4.637 víctimas fatales, pero las cifras fueron puestas en duda por otros países.