Una vez más, Francisco convirtió al Vaticano en la capital de la geopolítica mundial. El Papa recibió ayer al primer ministro ucraniano Arseni Yatseniuk y se comprometió a “hacer todo lo posible” por la paz en ese país, convulsionado en los últimos meses por revueltas internas y por una creciente tensión militar con Rusia, que tiene 40 mil soldados apostados en la frontera.
“Espero que con este bolígrafo firme la paz”, le dijo Jorge Bergoglio al dirigente, mientras intercambiaban los tradicionales regalos. “También lo anhelo”, respondió el primer ministro. Luego, el Papa, tocándose el pecho, deslizó: “Voy a hacer todo lo posible para que eso se logre”. Al entregarle una fotografía de la Plaza Maidan durante la fiesta de Año Nuevo, Yatseniuk le explicó al Sumo Pontífice: “Aquí luchamos por la libertad y los derechos de millones de personas”.
Durante el encuentro, que incluyó una conversación privada de 18 minutos en la biblioteca privada del Pontífice, el premier buscó una señal de apoyo de la Iglesia Católica, en el conflicto con el presidente ruso Vladimir Putin. El comunicado de prensa emitido por la Santa Sede deseó que “todas las partes implicadas colaboren de manera constructiva a reanudar la estabilidad política y social del país, en el marco del derecho internacional, e impulsen un acuerdo entre los pueblos de la región”.
Además, el Vaticano destacó “el específico rol que las Iglesias y organizaciones religiosas, y cada uno de los creyentes, están llamados a cumplir para impulsar el respeto recíproco y la concordia entre todos los componentes de la sociedad”. En ese sentido, el cardenal argentino Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, sostuvo en diálogo con PERFIL que “Francisco quiere estar cerca de todos los que sufren”. “No sólo de los pobres, sino también de los que padecen la guerra ahora”, agregó, al referirse a la posibilidad de que Bergoglio viaje a las zonas en conflicto, como afirmó Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, en el diario italiano L’Osservatore Romano.
Quienes pidieron que el argentino tenga un rol más activo en Europa del Este fueron los propios diplomáticos ucranianos. “Estoy seguro de que el papa Franciso con su enorme prestigio internacional puede ayudar a resolver el conflicto con Rusia. El Pontífice ya ha hecho varios llamados por la paz en Ucrania y por la solución del conflicto por la vía pacífica. Si el gobierno ruso cree en la justicia, entonces tiene que escucharlo”, explicó a este diario Yurii Diudin, embajador de ese país en la Argentina.
Luego de visitar a Bergoglio, Yatseniuk se reunió con Parolin, el veterano diplomático que dirige las relaciones exteriores del Vaticano. Tras una breve cumbre con el premier italiano, Matteo Renzi, el dirigente decidió acortar su visita a Roma –donde iba a asistir hoy a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II– y regresar a Kiev “debido a la situación” en su país.
En las últimas horas, Estados Unidos denunció que Rusia había violado el espacio áereo ucraniano, acusación que fue desmentida por el Kremlin. Por su parte, el gobierno prorruso de Crimea, que se independizó de Ucrania, denunció que Kiev cortó el suministro de agua en represalia por la reciente secesión.
Con tambores de guerra resonando en el ambiente, Francisco parece ser la última apuesta diplomática de Kiev para apaciguar al poderoso Oso Ruso.